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EE.UU. en guerra contra Irán: el mundo al borde del abismo

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El bombardeo estadounidense a instalaciones nucleares iraníes marca un punto de no retorno y abre un escenario de guerra abierta entre Washington y Teherán, con consecuencias imprevisibles para Medio Oriente y el mundo.

En un hecho sin precedentes en la reciente historia del conflicto en Medio Oriente, el presidente estadounidense Donald Trump anunció este sábado el bombardeo de tres instalaciones nucleares iraníes: Fordow, Natanz e Isfahán. La operación, realizada con bombarderos B-2 y misiles Tomahawk, representa la entrada oficial de Estados Unidos en la guerra que hasta ahora libraban Israel e Irán, una escalada que muchos ya califican como una “declaración de guerra”. De hecho, el propio New York Times no dudó en titular este domingo: “Estados Unidos en guerra contra Irán”.

La respuesta iraní no se hizo esperar. El canciller Seyed Abbas Araghchi calificó los ataques como una violación flagrante de la Carta de las Naciones Unidas, del derecho internacional y del Tratado de No Proliferación Nuclear. En su cuenta de X (ex Twitter), Araghchi advirtió que Teherán se reserva “todas las opciones” para defender su soberanía, intereses y población. “Los miembros de la ONU deben alarmarse por esta conducta extremadamente peligrosa, ilegal y criminal”, expresó.

La Cancillería iraní, en un comunicado posterior, fue aún más explícita: “La agresión contra la integridad territorial y la soberanía de un Estado demuestra la depravación y la corrupción moral que gobierna la política de Estados Unidos”. Además, responsabilizó a Washington por “las consecuencias extremadamente peligrosas de este grave delito”, y criticó el apoyo directo de la Casa Blanca a la ofensiva israelí iniciada el pasado 13 de junio.




A nivel interno, las reacciones en Irán han sido contundentes. Desde el Parlamento y el aparato militar, se minimizó el impacto de los bombardeos, aunque se exigió una respuesta inmediata. “Fordow fue evacuado hace tiempo. No hay daños irreversibles. Dos cosas son seguras: el conocimiento no se puede bombardear y quien apuesta esta vez, perderá”, escribió Mehdi Mohammadi, asesor del presidente del Parlamento. Por su parte, el legislador Mohammad Manan Raisi afirmó que los daños fueron “superficiales” y que “todo lo que suponía peligro ya fue evacuado”.

Pero más allá de los daños físicos, lo que está en juego es el nuevo mapa del poder global. El analista Patricio Serendero, en un artículo publicado en El Clarín el sábado 21, apenas horas antes del bombardeo, advertía que “en esta muy peligrosa escalada de la guerra Israel-Irán, donde el peligro atómico está muy presente como nunca antes, la decisión de Trump de intervenir o no en Irán será de pesadas consecuencias”.

Serendero subrayaba un elemento crucial: la posibilidad de una confrontación atómica “táctica”, con bombas de baja intensidad, donde “Israel corre el riesgo de desaparecer de la faz de la Tierra, no sin antes disparar sus propias bombas. Esas que la OIEA no fiscaliza”. Para el analista, la guerra no es ya un conflicto regional, sino el tablero de una pugna global entre potencias: “Si Israel logra vencer a Irán, algo que en este momento se ve poco probable, entonces tendremos otro gobierno dócil para los intereses del imperio, y quedará finalmente abierto el camino para atacar a China. Si vence Irán y hay alto el fuego y luego negociación de la paz, será otra señal inconfundible de que vivimos en un mundo sin una potencia dominante”.

El rol de Rusia y China aparece como clave en este escenario. Moscú mantiene relaciones con ambos países —Israel e Irán— y podría jugar un papel mediador. Sin embargo, como advierte Serendero, es probable que “ninguno de los contendientes esté pronto para el diálogo y la paz. En el caso de Israel porque sería la muerte política de Netanyahu y la pérdida de la hegemonía regional que tanto interesa a EEUU. En el caso de Irán, porque el intento de descabezar su gobierno y cambiar el régimen político, incluyendo los intentos de asesinar al líder espiritual Ali Khamenei, le resulta una afrenta intolerable”.

La respuesta oficial de Trump, lejos de buscar distensión, fue una reafirmación del rumbo belicista. En una declaración televisada, el mandatario aseguró que los ataques eran un mensaje claro: “Teherán debe aceptar poner fin a esta guerra. Si la paz no llega pronto, perseguiremos esos otros objetivos con precisión, velocidad y habilidad”. Además, agradeció a las fuerzas israelíes y elogió la operación como “una que el mundo no ha visto en muchas, muchas décadas”.

En Irán, sin embargo, la sensación no es de derrota. Por el contrario, sectores conservadores y militares exigen una represalia inmediata. El editor del influyente diario Kayhan, Hossein Shariatmadari, llamó abiertamente a cerrar el Estrecho de Ormuz y atacar buques estadounidenses. La televisión estatal iraní fue aún más explícita: “Ahora todo el personal estadounidense en la región es un objetivo legítimo”.

A nivel geopolítico, este ataque transforma radicalmente la situación en Medio Oriente. La ofensiva estadounidense podría provocar una reacción en cadena que escale a una confrontación directa entre bloques. La incógnita inmediata es qué papel adoptarán Rusia y China. Para Serendero, ya no se trata sólo de Irán e Israel, sino de una “Tercera Guerra Mundial híbrida”, una batalla por la hegemonía global en múltiples frentes —económicos, tecnológicos, militares— donde Ucrania, Taiwán y ahora Irán son piezas de un mismo ajedrez.

Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU permanece paralizado y dividido. Irán ha exigido una respuesta inmediata del organismo y de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), recordando que las instalaciones atacadas eran, oficialmente, de uso civil. “Advertimos que el silencio frente a una agresión tan flagrante coloca al mundo ante un peligro sin precedentes”, concluyó la Cancillería iraní.

El mundo asiste así a una peligrosa deriva donde los equilibrios estratégicos están siendo puestos a prueba. Lo que ayer parecía una guerra localizada entre dos actores regionales hoy se convierte en un conflicto con potencial nuclear, alimentado por la intervención directa de la mayor potencia militar del planeta. Y como advirtió Serendero, “veremos si se rediseña o no el mapa geopolítico del Medio Oriente”. La historia puede estarse escribiendo en estos días.



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  1. Renato Alvarado Vidal says:

    Creo que al panorama global hay que añadir la contradicción interna de cada país en disputa. En el caso de Irán la oposición interna, en la cual confiaban los agresores para otra “revolución de color”, desapareció ante la noción de ser agredidos sin provocación, con el consiguiente reagrupamiento en torno a la defensa nacional. Recordemos que una de las primeras medidas de Netanyahu fue llamar a la población iraní a aprovechar el momento para derribar al régimen. Esto fracasó.
    En Israel hay que considerar que Netanyahu no es, ni de lejos, el principal “halcón”; hasta los líderes de la oposición “de izquierda” son belicistas e insisten en la liquidación de Irán.
    En USAlandia tío Donald ha de cabalgar sobre dos caballos, uno es el de “América First” que impulsa a ocuparse de los problemas domésticos inmediatos, como la reindustrialización, y a dejar de lado los conflictos extranjeros; el otro es el de los “neo con”, para quienes la única posición segura en el mundo es la de ser amo absoluto, lo que implica involucrarse en múltiples guerras, como las actuales en Ucrania y Oriente Próximo.

    Esto se ha traducido en que tío Donald ha hecho un ataque más bien cosmético a instalaciones nucleares civiles vacías, pero a ningún objetivo militar iraní; esto lo dejó como transgresor a cualquier “derecho internacional”, lo que debe importarle un rábano, pero que le permite decir a sus sionistas ¿Ven? yo ya cumplí, ya ataqué y ahora es el momento para la paz. Con esto le deja servida la opción a Netanyahu para declarar victoria y esto queda hasta aquí; de este modo podría ahorrarle a Israel una devastadora guerra de desgaste, pero ¿de qué podría disfrazarse Netanyahu para disimular que el objetivo del ataque – la caída del régimen iraní – fracasó?
    Y en cuanto a Irán, el haber aguantado el ataque del “Gran Satán” no sólo aumenta el prestigio del Gobierno sino que le abre las puertas para recibir ayuda de cualquier parte, por ejemplo Corea del Norte, sin que nadie pueda alegar. Ahora para aceptar un alto al fuego puede imponer condiciones, como el fin de las sanciones presentes.

    • Creo que todo depende de si Israel continúa la matanza en Gaza y , de ser así, la consiguiente reacción horrorizada del mundo entero . Claro que está reacción puede ser dosificada y manipulada : a mí se me ennegrece la pantalla de mi móvil cuando comento en contra del genocidio , no puedo ver lo que escribo y desisto de seguir .

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