Crónicas de un país anormal

El Primo pagó los platos rotos

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En Chile no sólo la plutocracia detenta el poder, sino, sobre todo, la endogamia, (los Errázuriz, dos Presidentes, de nombre Federico, el primero, un liberal poderoso que impidió la candidatura a la presidencia de don José Francisco Vergara y, el segundo, un putero y bueno para las fiestas, especialmente realizadas en Playa Ancha, con la “Pan de Huevo), y un cardenal, don Crecente, y los Larraín <no confundir con la Kenita> …). Las familias de estos ilustres ancestros se repartían los obispados y arzobispados, el Congreso, la gerencia de los bancos y hasta la presidencia de la república.

 

A partir de 1920 el dominio endogámico comenzó a complicarse: Arturo Alessandri, (hijo putativo de don Fernando Lazcano), ultrarreaccionario en sus comienzos, se pasó “al partido del pueblo”. (Don Fernando, antes de morir en los pasillos del Senado, le recordó su traición). De ahí en adelante, algunos aristócratas se convirtieron en “tribunos del pueblo”. Vicente Huidobro escribía sobre “los apellidos vinosos y los apellidos bancosos: en el Diario Acción, de propiedad de Marmaduque Grove, publicó una larga de ladrones y agiotistas, pertenecientes a su propia clase, lo cual le valió una paliza que, a lo mejor, adelantó su muerte.

 

Una parte de la endogamia es descendiente de ingleses, que toparon con nuestras costas, (muchos de ellos piratas o hijos de piratas) y se avecindaron principalmente en Valparaíso y La Serena: en el primera, los Edwards, banqueros y dueños de Diarios, y como en toda familia, nunca falta la “oveja negra”, (en este caso, el columnista y novelista, y Premio Nacional de Literatura, Joaquín Edwards Bello, el único de esa familia que sí dejó algo importante para la posteridad, pues los demás de este apellido, sólo plata y mentiras).

 

En cuanto a los avecindados en La Serena y Coquimbo, recordamos a los Chadwick y a los Piñera, (hasta hoy persiste una casa de cuarenta habitaciones, no muy raro para la época en que las familias se veían obligados a alojar, incluso a los parientes que habían caído en desgracia, es decir, la ruina de sus empresas), y existía la costumbre de que todos se casaran entre familiares. Además, Tomás Chadwick fue fundador del Partido Socialista, una especie de “oveja negra de la familia”; en la misma línea izquierdista se encuentra el periodista Patricio Fernández.




 

Don José Piñera Carvallo se casó con doña Magdalena Echeñique, (la “Picha”), que tuvieron la mala surte de procrear, entre sus varios hijos, a dos “alienígenas”, José y Sebastián. Don Pepe era falangista y, posteriormente, democratacristiano; en ese tiempo ser socialcristiano era pertenecer, nada memos, que a la vanguardia política, lo que era muy mal mirado por los conservadores. También en la Iglesia se libraba “una guerra civil” entre el Padre Alberto Hurtado y el obispo de Talca, don Manuel Larraín, (salvó a La Falange de ser calificada como enemiga de Cristo y de su Iglesia), contra monseñor Fuenzalida, arzobispo de Concepción,, (conservador y reaccionario), es decir,  entre el Cristo Obrero y el Cristo Rey.

 

En el caso de Sebastián Piñera, siempre manifestó el deseo de ser democratacristiano, (igual que su padre), pero Patricio Aylwin le cerró la puerta, pero le importó poco, pues en Renovación Nacional podría hacer mejores negocios que en la Democracia Cristina sin traicionar su convicción de “amar el dinero por sobre todas las cosas”.

 

El Chile transaccional es el paraíso de la impunidad: los herederos  pinochetistas y los ricos, (lograron las grandes fortunas con las privatizaciones durante la dictadura), “nunca delinquen, sólo cometen errores”, y los únicos que pagan por los delitos son los Contreras…por tener apellido de “rotos”, (los Pinochet Hiriart se salvan porque su apellido es de origen bretón, y la Lucía, por ser hija de ministro de un Presidente radical).

 

En las “familias bien” existe una ley no escrita que reza: “la ropa sucia se lava en casa”, y si sale una oveja negra, hay que saber esconderla y, ojalá, la justicia no dé cuenta de él; en los Chadwick, Hermann está mezclado en el caso Caval.

 

Sebastián Piñera siempre ha cumplido con el precepto de que hay que privilegiar a los familiares para que ocupen los distintos cargos públicos pues, según él, en ellos se puede confiar, (por desgracia, los líos de los hermanos Eduardo y Francisco Frei vienen a desmentirlo).

 

En sus dos períodos de gobierno Sebastián Piñera ha nombrado a su primo, Andrés Chadwick, como Ministro del Interior y Seguridad Pública. En el caso de este segundo mandato, Piñera logró blindarlo en el grave caso del asesinato de Camilo Catrillanca, pero no en del atropello a los derechos humanos durante el período de Excepción, pues los senadores no pudieron dejar pasar los más trescientos casos de daños oculares, muchos de ellos irreversibles, un alto número de muertos, mujeres desnudadas, golpeadas y violadas, niños, jóvenes y adultos torturados…

 

23 senadores de la oposición contra 18 de Chile Vamos condenaron a Chadwick por los dos capítulos del libelo. La verdad es que la condena a la muerte civil es una invención del tirano Augusto Pinochet, y a mi modo de ver, debiera suprimirse, pues la acusación constitucional es puramente política y no jurídica, y es un correctivo a la monarquía absoluta, presidencial electiva, que no tiene nada de democrática, como tampoco respeta los pesos y contrapesos, propios de la división de poderes. En el caso de mantenerse el presidencialismo absolutista tendrían que existir dos correctivos: 1) la instauración del federalismo, con gobernadores dotados de verdaderos poderes, (no de los limitados actuales); 2) los plebiscitos revocatorios, aplicables a todos los cargos que emanen de la soberanía popular.

 

Si hubiéramos aplicado el plebiscito revocatorio, nos hubiéramos ahorrado estos 60 días de desgaste social y de pérdida de millones de dólares del erario nacional, (nada menos la mitad de las reservas para mantener el dólar estable); incluso, si hubiéramos hecho caso a los democratacristianos, a partidarios de RN y a muchos otros que desde hace tiempo abogamos por el cambio del capítulo 5 de la Constitución, que reemplazara el sistema político presidencialista por el semiparlamentario. Otro gallo cantaría.

 

El primo, que es muy perspicaz, sabe que cinco años no es nada, (sólo un poco de orgullo personal herido) y, a lo mejor vuelve a jugar canasta con sus amigos mapucistas: los Correa, los Garreton y, de pronto, con esa manga de arribistas.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

12/12/2019

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