Política Global

La consolidación de la UDC como principal fuerza política en Suiza

Tiempo de lectura aprox: 5 minutos, 33 segundos

El partido de derecha radical, ampliamente conocido como la Unión Democrática de Centro (l’Union démocratique du centre (UDC)), ha logrado un triunfo contundente en las elecciones más recientes al Consejo Nacional, que constituye la cámara baja del sistema político suizo. Con el respaldo del 28.6% del electorado, la UDC consolida su posición como la fuerza política preeminente en el país, destacándose de manera notable por encima del Partido Socialista, que se sitúa como la segunda agrupación política más influyente con un nivel de apoyo del 18%. Estos sucesos políticos poseen una relevancia significativa al establecer el escenario para la inminente prosecución de las elecciones al Consejo de los Estados, la cámara alta del sistema parlamentario suizo. Este próximo proceso electoral, el cual se llevará a cabo posteriormente a las elecciones del Consejo Nacional, culminará con la elección de los miembros del Gobierno, una etapa programada para llevarse a cabo el 13 de diciembre.

Cabe señalar que la Unión Democrática de Centro (UDC) surgió como el partido de elección para los sectores de campesinos y pequeños trabajadores independientes, y a lo largo de la década de los años noventa, evolucionó hacia una entidad de orientación nacionalista conservadora, asimilando componentes propios del populismo. A pesar de su presencia constante en el paisaje político durante décadas, el partido ha adoptado recientemente un discurso de marcado tono antielite, lo que plantea una paradoja. La UDC se configura como un partido populista de derecha, equiparable a sus homólogos de la derecha radical europea, en la medida en que las temáticas relacionadas con la migración y la lucha contra la Unión Europea ocupan un lugar central en su discurso político. Este partido, de gran magnitud y que ocupa la posición predominante en Suiza, cuenta con dos de los siete escaños en el Consejo Federal del país.

En el marco de las recientes elecciones suizas celebradas el 22 de octubre, han emergido transformaciones políticas de considerable relevancia, generando un apreciable interés y análisis tanto entre la ciudadanía como en la comunidad de expertos en asuntos políticos. Uno de los aspectos más notables en este proceso electoral reside en la ampliación de la influencia de la corriente de derecha radical, la cual experimentó un substancial incremento en su presencia parlamentaria. Aunque este fenómeno no constituye un fenómeno inédito en el contexto político suizo, suscita inquietudes entre quienes abogan por una orientación política cimentada en la moderación y el consenso. Es ostensible que la derecha radical, de forma cada vez más pronunciada, está dejando una huella indeleble en el espectro político europeo, congregando un número creciente de seguidores que se oponen, en su mayoría, a la diversidad sociocultural, lo que se traduce en una acentuada resistencia a la inmigración.

En el seno del Consejo Nacional, la cámara baja del parlamento suizo, se ha observado un notorio auge de la UDC, consolidándose como el principal vencedor al asegurar 62 escaños, lo que representa un incremento de nueve en comparación con los resultados de las elecciones de 2019. Además, el Movimiento Ciudadano de Ginebra (Mouvement citoyens genevois), una agrupación de orientación derechista ha conseguido regresar al parlamento nacional con la obtención de dos escaños, después de una ausencia de cuatro años. Asimismo, la Unión Federal Democrática (UDF) (L’Union démocratique fédérale (UDF)), un partido fundamentalista cristiano de tendencia derechista, ha experimentado un incremento sustancial en su cuota de votos, traduciéndose en un aumento de sus escaños de uno a dos. Por último, el partido de derecha Lega, con actividad en la región de habla italiana del Tesino, ha asegurado un escaño en esta cámara. De manera conjunta, los partidos de orientación de derecha radical han experimentado un aumento en la cantidad de escaños que ostentan, pasando de 55 a 67 en la cámara baja, compuesta por un total de 200 escaños.




En cambio, los partidos ecologistas, tanto los Verdes como los Verdes Liberales, experimentaron notables declives en términos de su desempeño electoral en comparación con los resultados obtenidos en las elecciones de 2019. Los Verdes, a pesar de la disminución, conservaron una representación parlamentaria, aunque esta menguó de 28 a 23 escaños, estableciendo su segundo mejor resultado histórico. Paralelamente, los Verdes Liberales sufrieron un deterioro más significativo al reducir su número de escaños de 16 a 10, reflejando un declive en su presencia en el parlamento suizo. Además, el partido de izquierda Solidaridad, en este escenario de pérdidas, lamentó la pérdida de sus dos escaños, lo que impactó en su participación en la cámara legislativa. Este fenómeno electoral ha suscitado una serie de cuestionamientos y reflexiones acerca de las estrategias y el atractivo de estas agrupaciones políticas, así como de la dinámica cambiante en el panorama político suizo.

Por tanto, estas fluctuaciones en la representación parlamentaria de los partidos ecologistas revelan una serie de desafíos. Mientras los Verdes lograron mantener un nivel de representación, la reducción de sus escaños denota la necesidad de evaluar sus estrategias y mensajes políticos para atraer un mayor apoyo en futuras elecciones. Por su parte, los Verdes Liberales enfrentaron un deterioro más pronunciado en su presencia en el parlamento, lo que sugiere la importancia de replantear sus estrategias de movilización y comunicación política. Asimismo, la pérdida de los dos escaños de Solidaridad pone de manifiesto los desafíos que enfrentan las fuerzas de izquierda en el actual clima político suizo, lo que requerirá una revisión de sus estrategias y propuestas para recuperar terreno en las elecciones venideras. Estos resultados electorales subrayan la necesidad de un análisis profundo de las dinámicas políticas y estratégicas de estos partidos con miras a su futuro en el sistema político suizo.

Por otro lado, el partido de centroderecha Le Centre obtuvo 29 escaños, lo que representa un incremento de uno en comparación con elecciones anteriores, superando al partido liberal radical PLR, que obtuvo 28 escaños, disminuyendo en dos. Por otro lado, el Partido Socialista Suizo mantuvo una relativa estabilidad con 41 escaños, dos más que en elecciones previas, mientras que el Partido Evangélico Suizo (PEV), de orientación centroizquierda, obtuvo 2 escaños, uno menos que en la legislatura anterior.

A pesar de estos cambios en la composición del Consejo Nacional, la cámara alta del Parlamento suizo, conocida como el Consejo de Estado, se espera que mantenga la «fórmula mágica» de reparto del poder entre los cuatro grandes partidos que ha gobernado Suiza desde 1959. Dicha fórmula involucra a la UDC, los socialistas, el PLR y el Centro, y es poco probable que su configuración se altere de manera sustancial tras los resultados de las elecciones del domingo.

 

Como resultado de las recientes elecciones, el Partido Unión Democrática de Centro (UDC) ha consolidado su posición como uno de los partidos de orientación política de derecha radical más respaldados en Europa Occidental. En este sentido, Suiza se suma a la lista de naciones como Suecia, Italia, Polonia y Hungría, que han experimentado el ascenso de gobiernos caracterizados por su orientación de derecha radical, capaces de movilizar una cantidad sustancial de electores en apoyo a sus agendas políticas. La influencia política ejercida por el UDC en Suiza no se limita únicamente a la acumulación de votos durante los procesos electorales, sino que se extiende a su impacto significativo en la orientación y dirección de la política nacional.

En contraste con las tendencias globales divergentes, en el contexto suizo, el respaldo a la UDC no encuentra su fundamentación en la percepción de ser víctima de las repercusiones económicas desfavorables derivadas de la globalización. Más bien, prevalece una percepción ampliamente aceptada de que el país se halla en medio de un proceso de cambio progresista, especialmente en lo que concierne a las dinámicas socioculturales. En este contexto, la UDC desempeña un papel de relevancia en la configuración y promoción de esta evolución, contribuyendo de manera significativa a la definición del discurso político y a la toma de decisiones que afectan la dirección del país en un ámbito más amplio.

Por último, el respaldo sostenido otorgado al Partido Unión Democrática de Centro (UDC) por parte de los votantes se fundamenta en la cuestión de la inmigración, una temática de sobresaliente importancia que permea a todos los partidos de orientación radical de derecha. Esta dimensión encuentra su fundamento en la notable densidad de población extranjera en el territorio suizo, donde aproximadamente una cuarta parte de los residentes se encuentra desprovista del derecho al sufragio, dado su origen foráneo. No obstante, resulta relevante resaltar que esta coyuntura ha sido influida por la llegada de aproximadamente 80,000 refugiados de nacionalidad ucraniana desde el comienzo del conflicto en la región. La Confederación Suiza ha experimentado un flujo migratorio de magnitud significativa, facilitado en su mayoría por el Acuerdo de Libre Circulación de Personas suscrito con la Unión Europea, lo que ha inducido un continuo aumento de la inmigración. Estos inmigrantes, quienes acceden al empleo y desempeñan un papel esencial en el ámbito laboral, son objeto de explotación política por parte de partidos como la UDC, quienes han introducido la concepción de una «Suiza de 10 millones». Este concepto, que se relaciona con la idea del «Estado de Bienestar chovinista,» es decir, reservado exclusivamente para los nativos, ha avivado temores vinculados a la sobrecarga de infraestructuras, congestiones viales, dificultades en el sistema ferroviario y la problemática de acceder a viviendas asequibles, especialmente en los centros urbanos de mayor envergadura del país. Indudablemente, Suiza se inscribe en la tendencia de países afectados por orientaciones políticas radicales de derecha, y resulta imperativo aguardar el desenlace de las elecciones al Consejo Nacional previstas para el 13 de diciembre.

 

Fabián Bustamante Olguín

Doctor en Sociología y Magíster en Historia, Instituto de Ciencias Religiosas y Filosofía, Universidad Católica del Norte, Coquimbo

 

 

Síguenos:
error1
fb-share-icon0
Tweet 20



Doctor en Sociología y Magíster en Historia, Instituto de Ciencias Religiosas y Filosofía, Universidad Católica del Norte, Coquimbo

Related Posts

  1. Muy lamentable el resultado de las elecciones parlamentarias en Suiza, pero es un tendencia actual, que en distintas partes del mundo, la llamada «extrema derecha» ha aumentado enormemente. En Suiza si, país que conozco muy bien, ya que es el origen de mi familia paterna y yo hice ahí mis estudios universitarios, incluso el Servicio Militar ya que también tengo por herencia la nacionalidad de ese país. Bueno los resultados de las elecciones parlamentarias, no tienen en el fondo mayores consecuencias, ya que el sistema político suizo es muy peculiar y funciona muy bien en Suiza y no creo que pueda funcionar en otro país. El gobierno de Suiza, está formado por 7 personas (el llamado consejo Federal) y esas 7 personas no son elejidas popularmente. En las elecciones federales parlamentarias, los 3 partidos que obtinenen mas votos elijen cada uno dos representantes y el cuarto partido uno de ellos. Ese consejo elije cada año, alternativamente a uno de ellos como presidente del consejo y a la vez el es el «Presidente de la República», lo que es una figura mas bien representativa, ya que es igual a los demás y no tiene poderes especiales. En ese consejo federal, de siete personas, tienen que haber 4 de lengua alemana, dos de lengua francesa y uno de lengua italiana. Algo que ya no existe, pero hasta hacen algunos añ existía era que de los 7, 4 deberían ser de reiligión protestante y de tres de religión católica,. bueno, el parlamento hace las leyes, pero si alguine no está de acuerdo con esa ley, basta juntar 30,000 firmas y esa ley tiene que ser sometida a plebiscito. Igualmente, si alguien desea alguna ley, tiene que juntar 100.000 firmas y ese proyecto de ley es sometida a plebiscito, si la mayoría la aprueba, entra en rigor. Y ese sistema funiciona sólamente en Suiza y funciona porque, primero es una tradición centenaria y segundo por el alto espíritu cívico de la pobalción, que no se deja llevar por populismos. A comienzos de este año. un grupo «izquierdista», lanzó un proyecto para un impuesto especial a los «super ricos». en el plebiscito, esa ley fue rechazada por la mayoría de la población. Igualmente hace algunos años, se propuso aumentar el IVA, para financiar el sistema estatal de pensiones y la mayoría del pueblo lo aprobó. (imgínense si en Chile alguien propone aumentar el IVA, el 99% vota que no). Hay otra serie de ejemplos especiales, la propuesta de bajar la jornada laboral de 42 a 40 horas semanales, fue rechazada por el pueblo, igualmente fue rechazada la propuesta de suprimir las fuerzas armadas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *