
Con la extrema derecha controlando cómodamente el proceso constitucional que conducirá a una nueva Carta Magna, de diagnóstico reservado, el mundo democrático dispone de escaso tiempo para asumir lo ocurrido, formularse una severa autocrítica, reposicionarse a la brevedad y reconstruir de inmediato, desde ayer, un potente movimiento popular capaz de sumar más decisión y