Crónicas de un país anormal

Democracia representativa y democracia directa

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No sólo en Chile, sino también en el resto de las democracias de los demás países en el plano mundial, se asiste a una grave crisis de representación, legitimidad, credibilidad y gobernabilidad, y el mito de “que se vayan todos” se ha extendido, por ejemplo, en toda la América Latina: tanto el Presidente, como los miembros del Congreso, han perdido todo apoyo popular.

En Francia, los “chalecos amarillos” en sus masivas marchas semanales, pidieron el paso a la una democracia directa y plebiscitaria, además de la salida del Presidente, Emmanuel Macron, caracterizado como “Júpiter todopoderoso”.

En Chile, Colombia y Ecuador, poderosas manifestaciones populares clamaron por la salida de los Presidentes en ejercicio, (Sebastián Piñera, Iván Duque y Lenin Moreno) y, a su vez, pedían el cierre sus respectivos parlamentos, muy desprestigiados, especialmente, debido a la corrupción reinante.

La crisis peruana en la actualidad se caracteriza por el desprestigio de su Presidente, Pedro Castillo, como también de la mayoría de los miembros del Congreso, (no sólo atribuido al actual Ejecutivo, sino también al Congreso unicameral, y que se arrastra desde 1991 hasta hoy). Todos los Presidentes peruanos, concretamente a partir del dictador Alberto Fujimori, están siendo juzgados por la justicia; (el tirano Fujimori y Martín Vizcarra han cerrado el Congreso). En el último período presidencial Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra fueron vacados por el Congreso; el congresista Manuel Merino, nominado Presidente, se vio obligado a renunciar, tras cinco días de gobierno, debido a manifestaciones populares en su contra, por el asesinato de dos jóvenes, hecho ocurrido durante dichas manifestaciones populares.




En Francia, la democracia plebiscitaria estaba muy desprestigiada, pues el primer Presidente de ese país, Luis Napoleón Bonaparte, que obtuvo siete millones de votos, (un enorme número de votos para la época, ´ 1850´), y en 1852, aprovechándose de su popularidad se autoproclamó emperador de Francia, (hecho que le valió el desprecio del escritor Víctor Hugo, quien lo llamaba “Napoleón el Pequeño”).

La clave del poder presidencial durante el gobierno de Charles De Gaulle fue el poder plebiscitario, que el Presidente lo ganó con facilidad, (tres plebiscitos sobre la independencia de Argelia, uno referido a la elección popular del Presidente de la República, y uno último, en que puso en juego su cargo, pero lo perdió). Los Presidentes que lo sucedieron en el cargo se abstuvieron de usar el poder plebiscitario. Actualmente el plebiscito es utilizado por varios gobiernos de Europa, sobre todo en Suiza, país donde se gobierna sobre la base de plebiscitos.

En Chile, la Constitución de 1925 incluyó un plebiscito de arbitraje entre el Gobierno y el Congreso cuando la Cámara rechazara por 2/3 un Proyecto de Ley presentado por el Presidente de la República, quien podía convocar a un plebiscito. El Presidente Eduardo Frei Montalva aumentó las facultades presidenciales para llamar a un plebiscito arbitral, agregando el tema de la disputa entre el Ejecutivo y el Legislativo respecto a las reformas constitucionales.

El dictador Augusto Pinochet llamó a tres plebiscitos, y el último, referido a su permanencia en el poder por ocho más, lo perdió.

En las instituciones de la democracia directa hay que agregar la iniciativa popular de ley, vigente en varios países, (Estados Unidos, Alemania, Italia y Venezuela) que, con un número determinado de firmas los ciudadanos pueden disponer  y proponer proyectos de ley y, a su vez, puede vetar las leyes, previamente aprobadas por el parlamento.

Una de las facultades más importantes de la democracia directa se refiere a revocación de mandato, aplicada a los cargos surgidos de la soberanía popular; el caso más famoso de revocación de mandato  fue el aplicado por el Presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, en contra de los miembros de la Corte Suprema.

En la democracia directa la revocación de mandato permite al pueblo soberano la recuperación de su poder como mandante en democracia, y terminar con el poder de personas elegidas, pero que ya no los representan.

Según el cientista político David Altman, de un total de 34 plebiscitos realizados en América Latina, el 50% lo ha perdido el Ejecutivo, y en tres de ellos significó el fin de la dictadura militar, (Ecuador, (1979); Uruguay, 1980; Chile, 1988).

La aplicación de revocación de mandato en instituciones de democracia directa es, en la actualidad,  un camino para superar las crisis de representación, legitimidad, credibilidad y gobernabilidad, entregando a la ciudadanía el poder que le pertenece. Hoy asistimos al derrumbe de las democracias inspiradas, principalmente, en la obra de Montesquieu El espíritu de las leyes, y, tal vez nos acerquemos a la Voluntad general, de J.J. Rousseau.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

10/02/2022

Biliografía

Marco, Enríquez-Ominami, y Rafael Gumucio Rivas, El problema no es la economía, es el poder, Edit. Progresa, Santiago, 2013

 

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Historiador y cronista

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  1. Respecto al llamada «democracia directa» o plebiscitaria, yo conozco un sólo país donde se aplica y funciona con éxito. Ese país es Suiza que yo conozco muy bién, ya que mis antepasados provienen de ahi y yo estudié y viví ahí algunos años, se da en dos casos. Si el parlamento aprueba una ley y alguien no está de acuedro con ella, necesita juntar tan sólo 30.000 firmas, en un cierto período de tiempo y esa ley debe ser sometido a plebiscito. Ahora, el pueblo (o «Soberano» como se le llama allá) vota si acepta la ley o no, en caso de que sea aceptada es promulgada y si, es rechazada y devuelta la parlamento. Existe además el derecho de «iniciativa», si alguien le interesa una cierta ley, necesita 100.000 firmas y ese proyecto de ley se somete al pueblo, si la aprueba o rechaza. El sitema funciona por dos motivos, es una tradición mas que centenaria y sobre todo por la alta conciencia cívica del pueblo suizo, que votan no sólo por su interés personal, sino por lo que es mas conveniente para el país. Los suizos no se dejan llevar por proyectos demagogicos o populistas. Algunos casos en los últimos tiempos. Hace un par de meses, grupos de izquierda presentaron un proyecto de impuestos adicionales a los «super ricos». El proyecto fue rechazado por amplia mayoría. El parlamento aprobó una ley para aumentar el IVA con el objetivo de ese aumento se utilice para apoyar al sistema de jubilación estatal, que estaba con serias dificultades para pagar las jubilaciones. Un grupo que estaba en contra lo presentó a plebiscito y el pueblo aprobó mayoritariamente el aumento. Grupos sindicales presentaron un proyecto para disminuir la jornada laboral semanal de 42 a 40 horas. El pueblo lo rechazó!! Un grupo pacifista presentó un proyecto para suprimir el el ejército en Suiza. Por amplia mayoría rechazado. No creo que en Chile pueda funcionar un sistema así, sobre todo por la falta de conciencia cívica. Un proyecto de aumentar el IVA, sería reprobado creo yo, por el 99% de los votantes. Un proyecto de disminuír la jooranda laboral sería aprobado por el 99%, sea bueno para el país o no.

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