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La Democracia Cristiana y la propuesta de nueva Constitución

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Si usted quiere hacer siempre lo que le interesa e importa a los poderosos de este país pero que parezca otra cosa, hágase democratacristiano. A pesar de que sus principios dan para frito y caldillo, los dirigentes de la Democracia Cristiana siempre se han alineado con los intereses de los poderosos.

El alfa y el omega democratacristiano está definido por su visceral y enfermizo anticomunismo que se expresa según como venga la cosa.

En el pasado reciente muchos democratacristianos colaboraron con la dictadura desde antes del golpe de Estado, tal como quedó demostrado en documentos de la propia CIA.

Y luego, ni cortos ni perezosos, apoyaron a la dictadura con todo lo que pudieron, incluidos sus altos dirigentes que recorrieron Europa diciendo que sin Pinochet los niños serían llevados a Cuba luego de que los tanques rusos entraran en La Moneda. La delación de muchos militantes DC significó la tortura, prisión, muerte o desaparición de muchos adherentes del Gobierno Popular.




Los acuerdos que permitieron la impunidad casi absoluta y el reinado de la Constitución de la dictadura fueron impulsados y apoyados con el mayor gusto y entusiasmo por ese partido, lo que le valió hacerse de casi todo el poder en el momento en que los militares se retiraron tácticamente a sus cuarteles.

Y vea lo que pasó.

La doctrina en Derechos Humanos de la transición quedó plasmada en la frase que permanecerá como baldón que defina la traición y la cobardía: Justicia en la medida de lo posible.

Toda la producción autoritaria quedó prácticamente tal como fue durante el dominio del tirano. El amononamiento que impulsó el expresidente Ricardo Lagos el año 2005 fue no más que un impulso irreprimible de su egolatría desmesurada sobre la base de readecuar el texto atendidas las muchas reformas inocuas que se le habían hecho en el lapso.

Hoy se hace pública oficialmente una propuesta constitucional que tiene en alerta máxima a la ultraderecha y ya está desplegando su batería de mentiras y terror equivalente a los tanques rusos y niños prisioneros en Cuba de los años setenta.

La ultraderecha sabe que hay que mentir en grande. Las pequeñas mentiras son para aficionados. Ellos saben que se puede mentir en lo que sea porque no sale ni por curado.

Más aún, la abyecta y criminal ultraderecha sabe que al sentido común de la gente que no se informa, que no lee, que asegura que los ricos son necesarios y afirma que, pase lo que pase, igual tiene que salir a trabajar, le gusta que le mientan.

Este es un momento que expresa una muy especial salida a una crisis social, que, con todo y sus falencias, define el comienzo de un cambio de ciclo histórico. Por lo menos, lo que ya es harto, ha puesto nerviosos a los poderosos a quienes le cargan los cambios en los que no ganan dinero.

Y, por cierto, esta nueva constitución podría herir de muerte a un Estado que ha sido castigador, clasista, racista, represor, machista, militarista, homofóbico, que no ha respetado a los niños, que ha favorecido a los ricos, que ha negado la sal y el agua a la gente más carenciadas, que ha castigado la naturaleza y ha regalado las riquezas del suelo nacional a las grandes empresas trasnacionales, entre otras maravillas.

Y es en este contexto en donde señalados dirigentes democratacristianos salen a torpedear este proceso. Dejan por un rato su compromiso de demócratas, se olvidan de sus votos cristianos, mantienen a buen resguardo sus definiciones sociales, y se alinean con la ultraderecha más criminal para torpedear un avance democrático sin que siquiera se despeinen.

La senadora democratacristiana Ximena Rincón viene siendo la abanderada de ese cinismo sin par.

Pocos fenómenos naturales de los muchos que ha sufrido nuestro vapuleado territorio, han sido tan perniciosos como la gestión de un partido que fue definido por la CIA y que jamás ha olvidado su origen y su misión.

 

Por Ricardo Candia Cares

 

 

 

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



Escritor y periodista

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  1. Nestor R Marin, Ph.D Agricultural Science, Phytopathologist, says:

    Ni que hablar de los DC. Desde que pactaron con los milicos para el golpe militar en 1973, la DC quedo como el peor partido de la historia de Chile, con la gran traicion que le hizo al pueblo de Chile. Cuando los milicos se fueron del gobierno, la DC, deberia de haber desaparecido, mas que nada por dignidad propia. Que tristeza y lamentable lo que ha hecho la DC, al pueblo de Chile, y lo mas curioso es que siguien en un plam de Traicion. Pero el tiempo es el mejor Juez, el Karma, los va hacer caer, cuando entre ellos mismos se destruyan !!!!

  2. Gino Vallega says:

    El partido DC me suena al adagio «a dios rogando y con el mazo dando» : son ellos, como «fundamentalistas medievales», los que con entusiasmo, llenan los cañones con balas para matar infieles. A no equivocarse , todo DC es un traidor en desarrollo.

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