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Ingratitud 

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Ha de saber usted, que vivimos en uno de los mejores países del mundo. En esta crónica se incluyen, algunas muestras destinadas a corroborar nuestro acertijo. Si desea, por ejemplo, comprar un departamento en el Barrio Alto de Santiago, encontrará ofertas entre los 450 y 650 millones de pesos. Si aspira a una casa con parque incluido, piscina y cancha de tenis, debe desembolsar 1.200 millones y más. Ahora, si quiere buscar oportunidades en Puerto Varas, Frutillar o Valdivia, hallará viviendas por un valor algo inferior. En Vichuquén, por ejemplo, se ofrecen en venta entre 650 y mil millones, para satisfacer el gusto de cualquiera. Ahí se vive a plenitud, “Lejos del mundanal ruido”, como dijo un poeta español, que se estudia en la asignatura de Castellano. En aquella localidad paradisíaca, no se necesita automóvil, aunque se debe disponer de uno, para ir a la ciudad, por alguna emergencia. Sí, es aconsejable tener lanchas veloces, destinadas a recrear sus aptitudes náuticas y de pescador.

A modo de hacer comparaciones, estos precios son superiores a viviendas similares en Barcelona o Madrid, por dar una muestra al azar. Lo cual es atributo del país señero donde florecen las oportunidades y que tanto vilipendiamos. También usted, puede comprar una isla en el Archipiélago de los Chonos, si tiene deseos de convertirse en asceta. Vieja aspiración a la cual se ansía, después de lidiar con pedigüeños, que a diario nos solicitan dinero. Por naturaleza, somos desagradecidos y nos quejamos de todo. Ahora, si usted privilegia su condición de amante de la ciudad, debe tener al menos cinco automóviles. Así se evita el desagrado de no poder usarlos, si hay restricción vehicular.

También puede comprar un helicóptero, y evita las encerronas, el endemoniado tráfago o una infracción al tránsito. Es cierto que, si privilegia esta alternativa, debe construirse un helipuerto donde habita y otro en su trabajo. Ahora, si usted vive de las rentas, al llegar a la ancianidad o la holganza, no precisa de un helicóptero. En tal caso, se obvia de construir el helipuerto. ¿Verdad que se trata de una ventaja?

Como usted no es del medio pelo ni mestizo, y nada lo hace presumir, evita así exponerse a las críticas de la gente envidiosa. Privilegia el anonimato, movido por la prudencia. Nadie lo puede acusar de ser descendiente de inmigrantes campesinos, ni pobres, que vendían baratijas y terminaron vinculándose a nuestra mentirosa aristocracia. No se le ocurra decir que sus antepasados llegaron a Chile, desde África, Asia o América Latina, sino de Europa. También, tiene la opción de cambiarse el apellido por uno sonoro y agregarse a destajo, preposiciones en español o en otra lengua. Entonces, ¿hay no hay oportunidades en nuestro país?




Si ama el juego, puede frecuentar alguno de los 26 casinos a lo largo del país. En cambio, si es de espíritu sedentario, juegue en Internet en los casinos virtuales o en las casas de apuestas deportivas. Como hay personas a las cuales les seduce la clandestinidad y el anonimato, puede concurrir a infinidad de lugares, donde hay máquinas tragamonedas. Todo un abanico de oportunidades, para disfrutar de la vida. Incluso, darse un tiempo e ir al Estadio Nacional, a ver a músicos internacionales. Si nada de esto le seduce, puede adquirir por Internet, desde un par de zapatillas, hasta un viaje a Europa.

No olvide que, Chile es un país donde reina la paz, la prosperidad y alguien lo calificó de oasis. Aunque escasea el agua, las áreas verdes y hay sitios en la costa, a donde usted no puede concurrir, ni bañarse. Bueno; esto último, estímelo como anécdota. ¿Quién nos calificó, de ser un lugar de sombras y miserias, dominado por la delincuencia y el narcotráfico? Lo invito a soñar, pues usted no pertenece al grupúsculo de privilegiados, dueños de nuestro país.

 

Por Walter Garib

 

 

 

 

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