Mujeres, tejido que crece
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En un acto que recupera la relación ancestral de las mujeres con los hilos, el tejido y las redes de colaboración, la Colectiva Hilos Chile ha desplegado en el espacio público paños tejidos por cientos de manos femeninas en un acto de denuncia y resistencia contra los femicidios y la violencia contra la mujer.
En la víspera del 8M, el día martes, tejedoras y activistas adscritas al colectivo caminaron por la Alameda hacia el sitio de Memoria Londres 38 portando un inmenso paño, realizado durante meses en diversas jornadas que tuvieron lugar en parques y otros espacios públicos.
Frente a Londres 38 desplegaron los tejidos que cubrieron el frontis del edificio, como una gran mancha de sangre, y mantuvieron silencio, sentadas, con el paño que portaron sobre sus cabezas, luego de lo cual pronunciaron los nombres de las detenidas y desaparecidas que pasaron por el lugar en dictadura.
Este miércoles (8M) el colectivo desplegó los paños y tejió en la plazoleta central del GAM, generando una zona de diálogo convocante y abierto, al que muchas quisieron sumarse.
Las actividades, propiciadas por el Programa de Memoria y Derechos Humanos de la Universidad Alberto Hurtado, se enmarcan en un acontecimiento mayor, denominado “Sangre de mi sangre”. Se trata de una acción y un movimiento gestados en Guadalajara, México, en 2018, país donde el femicidio alcanza, como se sabe, cifras exorbitantes. En Chile se unen a este movimiento #memoriayddhh_uah, #colectivahilos, #cesteraslasperdices y #generouah.
La acción en México y en Chile confía su potencial a la práctica del tejido manual, realizado con los dedos, cuya delicada y cuidadosa materialidad contrasta con la brutalidad de las vulneraciones en el espacio político, público y privado sufridas por mujeres en el mundo, cuya memoria es al mismo restituida en este accionar.
En los preparativos de marchas y despliegues las mujeres conversan, se sientan en el suelo, se ríen, se enseñan unas a otras el punto que forma la red. El tejido da espacio a una afectividad que no podría fluir a través de las lógicas discursivas de la articulación política tradicional.
Es interesante poner en perspectiva estas acciones, relacionándolas con las que emprendieron cientos de mujeres que buscaron gestar encuentros y espacios de resistencia en dictadura. En particular, parece pertinente vincularlas con la marcha que el movimiento Mujeres por la Vida realizó el 30 de octubre de 1985. En esa oportunidad, integrantes de distintos colectivos y agrupaciones políticas se unieron, poniendo al margen sus consignas particulares, para protestar contra la dictadura bajo el lema “Somos Más”.
Una mujer que participó este 7 de marzo en la caminata silente a Londres 38 recordó que en esa oportunidad ellas, sus compañeras, llegaron hasta el centro de Santiago desde diversos lugares, unidas por cintas de colores.
Por AMRisco
En ese momento la cinta fue un símbolo de su unión y de su compromiso con la búsqueda de justicia y bien común. Hoy día esa cinta es una red, que crece y se fortalece.