Poder y Política

Daniel Andrade escribe su experiencia desde la cárcel

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En medio de un capítulo inesperado en su vida, Daniel Andrade, ingeniero civil mecánico y figura involucrada en el caso cero del escándalo por convenios entre fundaciones y entidades estatales, comparte una carta desde la cárcel de Antofagasta.

En sus palabras, Andrade expresa su agradecimiento por el apoyo recibido durante su reclusión. Las muestras de cariño y solidaridad han sido su refugio en estos momentos complicados. Desde el módulo 90, celda 10, encuentra consuelo en el respaldo de quienes están a su lado.

En su relato, destaca cómo ha encontrado valor en lo simple dentro de un entorno desafiante. La convivencia con otros reclusos, la improvisación de un gimnasio rudimentario y la oportunidad de continuar con la lectura y la enseñanza, han sido sus formas de mantenerse fuerte en medio de la adversidad.

Sin embargo, la sensación de injusticia persiste. Andrade enfatiza su determinación por buscar respuestas y hacer frente a lo que considera un encarcelamiento injusto. Desde su perspectiva, la presión política ha enturbiado el panorama y lo ha impulsado a reconsiderar su postura previa de esperar por la justicia institucional.




En sus palabras de despedida, Andrade no pierde el optimismo. A pesar de las circunstancias, resalta la importancia de encontrar motivos para celebrar la vida, incluso en los momentos más difíciles.

La carta de Daniel Andrade ofrece una mirada desde dentro de la prisión, exponiendo sus experiencias y emociones ante una situación que considera un grave error de la justicia. Sus palabras reflejan la lucha personal contra una realidad que cuestiona y busca respuestas.

 

CARTA

 

Querida familia, amigos/as, compañeros/as,

Les escribo en circunstancias que jamás pensé vivir en la vida, desde la cárcel de Antofagasta, en el módulo 90, en la celda 10.

Primero, quiero agradecerles sus cartas, sus muestras de cariño, su preocupación, sus rabias frente a esta injusticia. Sus palabras son un bálsamo en esta prisión política, son mi mayor luz y esperanza entre estas celdas y murallas.

Segundo, quiero que sepan que dentro de todo estoy bien. Fui bien recibido por el resto de los reos del módulo. No estoy pasando frio y no me quejo del rancho y la comida.

Aquí las cosas sencillas son valiosas, tenemos un gimnasio artesanal construido con botellas, con lo que puedo hacer rutinas para recuperar mi rodilla y mantener el cuerpo sano y mi mente lúcida. También ya pudimos ingresar algunos libros, así que estoy leyendo.

A los días de mi ingreso levanté un taller de inglés para el resto de los reos que ya venían con el bichito de aprovechar el tiempo en la cana. Estamos viendo cómo levantar una nivelación de estudio de lenguaje y matemáticas, estamos solicitando el ingreso de una pizarra y plumones.

En un lugar hostil como la cana, donde la frustración y la desesperación son el pan de cada día, poder hacer estos talleres me llena el alma.

Los que me conocen saben que mi vocación pedagógica me desborda en muchas esferas de mi vida y al parecer en esta no será diferente.

Tercero, esta injusticia no quedará acá. La impotencia, la rabia, la traición, serán movilizadoras.

Me han quitado muchas cosas, pero mi voluntad de lucha sigue viva, ese fuego que siempre me ha movilizado aún sigue prendido y se alimenta de sus cariños, de sus cartas, de mi propia historia y de las injusticias que ocurren a mi alrededor y que hoy me tocó vivir a mi.

Tampoco me han hecho perder la cabeza y la capacidad de hablar.

Soy dueño de mis silencios y preso de mis palabras, hasta ahora he elegido el silencio, esperando que “las instituciones funcionen”, pero con tanta presión política creo que hay que salir a defenderse.

Cuarto, les mando un abrazo grande y les deseo un feliz año nuevo, siempre hay cosas que celebrar, como saben soy un porfiado optimista.

Se despide con cariño,

Daniel Andrade

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  1. Pareciera que en cana solo hay inocentes. Esta carta la pudo haber escrito cualquier malandra encarcelado. Me parece muy osado y a decir verdad completamente fuera de foco que el señor Andrade se declare preso político. Según las informaciones disponibles estamos frente a un caso de corrupción y de fraude al fisco, vale decir un caso de delincuencia común matizado de falta de absoluta de escrúpulos. Me parece preferible dejar progresar las investigaciones antes de darle tribunas a éste malabarista.

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