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Los consensos de la casta política para apoyar a Piñera solo alargan la crisis institucional

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Vivimos una situación donde las instituciones actuales están en crisis. Esta no es una cantinela para no decir nada o repetirse con el tema de “la crisis”. El segundo retiro del 10% de dineros de los y las trabajadores apropiados por las AFP vuelve con un mismo fondo: la incapacidad del modelo económico neoliberal chileno de concentración de la riqueza para resolver los problemas de las grandes mayorías en tiempo de una pandemia que le ha asestado un golpe al capitalismo nacional y global.

Y es a un espectáculo de abierta crisis institucional que asiste como espectador el pueblo de Chile. El aislamiento político del Gobierno de Piñera resalta en medio de la estela nociva que deja su notable poder de daño. Al tiempo que quedan al desnudo las instituciones de un régimen político incapaz de adaptarse a las necesidades urgentes del pueblo; son la prueba fehaciente que el régimen político pos dictadura ha estado al servicio del enriquecimiento de una oligarquía empresarial centrada es sí misma. Lógica perversa a la cual se han sometido todas las coaliciones de gobierno de la llamada centro-izquierda a la derecha ultra neoliberal. Aguijón de la crisis han sido las AFP; que no convencen a nadie de su misión de asegurar pensiones para enfrentar la vejez. Estas se han revelado a los ojos ciudadanos como el pilar del engranaje para las que fueron diseñadas: el mecanismo clave de captura de ahorro forzado por la llamada capitalización individual al servicio directo de la inversión y gasto de la oligarquía financiera–empresarial.

Y, sin embargo, se olvida a menudo en el análisis que el llamado “Estado de derecho” ha optado por una deriva autoritaria a vista y conciencia de la casta política (salvo honrosas excepciones) enquistada en el poder legislativo. Este Estado, heredado constitucionalmente de la dictadura y refrendado por todos los gobiernos concertacionistas, ha demostrado ser un instrumento directo de represión en manos de un Gobierno donde hoy la oligarquía gobierna directamente, sin intermediario. En las cárceles hay 2.500 presos políticos, y los represores de las fuerzas policiales están impunes. Por supuesto: la responsabilidad de este hecho recae directamente en la casta política y en las cúpulas del sistema de justicia.

Hoy, la casta política–jurídica encaramada en los poderes del Estado (TC incluido) apuesta a la continuidad del gobierno de Piñera como medio de garantizar orden y legitimidad al sistema de dominación en su conjunto. Es su manera de subordinarse una vez más al poder de la oligarquía empresarial y de garantizarle orden y seguridad. Adriana Muñoz (PPD), la presidenta del Senado ha sido la que le ha dado un claro apoyo a la continuidad de un gobierno incompetente. Lo ha hecho con una aparente cantinela eufemística “respetuosa” de las normas democráticas: “El Presidente Piñera (dice A. Muñoz), nos guste o no, fue elegido por el pueblo de Chile. Hoy está desgastado, es un Gobierno debilitado, sin embargo, tiene que concluir su mandato”. Leamos bien lo que dice Adriana Muñoz. Es su estrecha concepción de la democracia la que se expresa en los dichos de la presidenta del Senado: poco importa si es el pueblo el que debe sufrir las consecuencias de políticos de la oligarquía, que obnubilados por la defensa de sus intereses precarizan la vida de los ciudadanos. Aún así, éstos deben aguantar el mal gobierno. Y sin embargo este gobierno rompió el pacto republicano al declararle la guerra a su propio pueblo. Hecho que Adriana Muñoz pasa por alto. Lo que se está revelando aquí es el carácter de la democracia actual; un sistema llamado «liberal representativo» que permite que sea la casta política (los “representantes”), la que sin consultar el pueblo decida si un gobierno incapaz y cuestionado debe continuar a no, y pese al clamor generalizado del 80% de los electores que se pronuncia por cambios sustanciales en tiempos de urgencia sanitaria, social y económica. Los “representantes” – salvo honrosas excepciones –  se lavan las manos con declaraciones manoseadas. Los contubernios entre la casta política para legitimar a un gobernante nocivo para la vida ciudadana, y los desafíos de un país que debe reorganizarse completamente para salir a flote, es otro elemento de esta crisis. No hay mecanismos constitucionales democráticos de referéndum de iniciativa ciudadana para desembarazarse de un gobernante inepto y brutal. Es el cerrojo “democrático” que mantiene a un pueblo capturado para ser “gobernado” por quien se ha declarado de motu proprio ser su enemigo. Aporía de la política llamada “democrática”.




Temerosos que las movilizaciones dispersas para destituir a Piñera encuentren un eco generalizado en los ciudadanos, los políticos han hecho votos por su “democracia”: en otros términos, que uno de ellos, fiel representante de la oligarquía, designado por informes de DDHH como violador sistemático, portador de un discurso agresivo, continúe disponiendo del poder del Estado de manera irracionalmente comprobada.

Los retiros del 10% han sido el detonador de pugnas inter casta y crisis institucional, nada más. Mientras que el pueblo necesita que sus problemas sean resueltos con urgencia. Sólo se le ofrece retomar lo suyo, y eso… Mientras que en el mundo otros gobiernos optaron por “endeudarse” (término relativo dentro de un marco de política económica determinada) para satisfacer las necesidades de sus poblaciones en tiempos de pandemia. Lo que demuestra que las famosas “reglas de déficit presupuestario” son un dogma; una invención de los políticos y economistas neoliberales para perpetuar la concentración de la riqueza entre los que deberían tributar y contribuir más. Peor Chile es un caso paradigmático de gestión neoliberal de la pandemia en un contexto de ingobernabilidad. Y es en ese marco que el poder legislativo actúa y aprueba un sistema institucional desfasado y en crisis. Una casta política miope e indolente, centrada en el espectáculo e incapaz de ir a lo esencial. ¿No hay acaso un vacío de poder que interpela a los actores populares dispersos a trabajar por hacer converger sus luchas para que sus reivindicaciones sean tomadas en cuenta?

 

Por Leopoldo Lavín Mujica 

 

 

 

 

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  1. Piñera&lacayos se apropian del proyecto de diputados ,lo hacen propio (al comienzo lo rechazan y después se lo roban),sus seguidores ,las dos derechas +FA lo apoyan y quedan como ayudando al pueblo ,lo que no es cierto ,pues el gobierno no pone ni chaucha y ayuda a la propuesta del gasto de los ahorros personales. Piñera ,ahora poderoso semi dueño de la AFP Habitat ,conseguida con triangulaciones ilegales (tan Piñera ,no?) no quiere entregar el dinero AFP a sus dueños obligados a imponer ,pero , al menos ahora queda como «el padre que ayuda a sus hijos en apuros».Cinismo , hipocresía , mala intención de alma y espíritu.Así , con toda esa mugre a la rastra , se mueve la política contingente sin la menor consulta a la «plebe» ,a la que ignoran.

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