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Luisa: Aquí nadie muere, compañera, aquí nadie cesa de luchar…

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Luisa, compañera, agradecemos tu vida, tu camino, tu valentía. Esa vida que nos alentó a resistir la devastación del capital y nos alienta hoy a apostar por la emancipación colectiva.

Agradecemos tus palabras que nos interrogaron, nos interpretaron e interpelaron cuando aflojábamos. No podía ser de otra forma: tú comprendías en profundidad la legitimidad de la lucha, de sus fines y sus medios; comprendías la necesidad de estar alertas frente a tanto discurso tibio, neutral, “democrático”, que ayer como hoy pretenden domesticar nuestra rabia, esa que anida en nuestros cuerpos y crece por tantas injusticias que no cesan.

Sin ambigüedades denunciaste a cada criminal, a cada cobarde, a esos que con crueldad infinita instalaron en este país la política de la muerte. A ellos no se les perdona, menos cuando toman la vida de los hijos, de los niños y niñas, de las y los jóvenes. Denunciaste valientemente también a los que por algún tiempo se divisaban en rutas cercanas pero que muy temprano prefirieron los salones del poder a las callejuelas coloridas, bulliciosas y populares, quizás porque siempre fueron impostores. Mil veces gracias por aquello.

En estos tiempos, cuando supuestos actores radicales se encierran en palacios y pretenden consensuar reglas y normativas abstractas, vacías de pueblo, tus actos, tu vida, tu voz retumbará en sus cabezas. Verán tu mano alzada cuando cierren los ojos sabiendo que los interpelas y los cuestionas porque cedieron, porque han aceptado sentarse frente a los responsables de tu propio -y nuestro- profundo dolor. Sabrán también, Luisa Dignidad, que esa, la dignidad, no es moda ocasional, un comodín a ensayar de cuando en vez, sino una voluntad que no cede un centímetro frente a la injusticia, la impudicia y la criminalidad del poder de los de arriba.




A nosotros, a nosotras, nos queda comprender profundamente tus ideas, lo que proclamaste en cada discurso, en cada respiro, en cada mirada. Esa comprensión se hará genuina cuando nos dispongamos a colocar el cuerpo, la razón y el corazón completo en la construcción de un proyecto emancipador y liberador para todxs; cuando superemos nuestras miserias, egoísmos e individualismos con que han intoxicado nuestras vidas. Se hará real cuando arriesguemos, cuando rompamos toda comodidad, cuando el “¡hasta cuándo!” se traduzca en desprendimiento, compromiso y militancia.

A escuchar la palabra de esa Luisa que no cesa de luchar; a meditar sus planteamientos, su consecuencia, sus ideas. A escucharla no sólo como madre de los y las rebeldes sino también como mujer militante, luchadora social incansable. Debemos prolongar y multiplicar su consecuencia trabajando afanosamente por cambiar los dolores en alegría, la ambigüedad en firmeza, la cobardía y el miedo en osadía.

Continuar tu lucha Luisa, es mantener una postura radical frente a un sistema que busca atrapar y acomodar hasta los sueños más rebeldes. Nos dijiste: “Hagamos las cosas en serio…hay que estudiar, hay que pensar, hay que organizarse, compañeros” y en eso estamos. Sabemos que esto reclama costos pero no podemos eludirlos si queremos construir la vida y erradicar la desidia, el egoísmo, la felonía y el desamor…

El más grande homenaje para esta mujer de fuego… Para Manuel, para Ana y para todxs tus cercanxs, un abrazo de esta parte del pueblo en lucha que llora tu partida, pero que asume el desafío de continuar tu camino.

 

Fuente: https://cctt.cl/2021/07/07/luisa-dignidad-aqui-nadie-muere-companera-aqui-nadie-cesa-de-luchar/

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