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El cuarto retiro del 10% y el enigma del Senado

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“El Coronel no tiene quien le escriba” y el Presidente Piñera no logra, ni siquiera, alinear a los suyos. Ganó las elecciones de hace cuatro años con una notable mayoría en la segunda vuelta, cuando se enfrentó con el candidato de la Concertación, Alejandro Guillier. Para cazar incautos usó el populismo, prometiendo “el oro y el moro” y, como todos los neoliberales de América Latina, usó y abusó del “Chilezuela”, a sabiendas de que el miedo alimenta el anticomunismo en los analfabetos políticos. Aseguró que durante sus cuatro años de gobierno cerraría la “puerta giratoria” y los delincuentes se verían forzados a esconderse por temor a la represión policial y al rigor del poder judicial. Con respecto a la economía, anunció la creación de miles de empleo a fin de favorecer a las capas medias que serían sus predilectos durante su mandato.

A los pocos meses de asumir la presidencia de la república, Piñera comenzó a promover una alianza entre Presidentes reaccionarios, que habían triunfado en las elecciones en América Latina, (Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú), y el Presidente Piñera se creía un líder de la derecha latinoamericana. Esta iniciativa de nuestro rey-Presidente tuvo su culmen en el Encuentro de Cúcuta que, junto con  sus amigos fascistas, ofreció a los venezolanos a pasearse a sus anchas por suelos chilenos, (hasta admitió una embajadora, nombrada por Juan Guaidó).

De la noche a la mañana el paraíso soñado por el narcisista-Presidente se derrumbó, y el triunfador en la segunda vuelta pasó de contar con “un millón de amigos”, a que, posteriormente, todos huyeran de él para no contagiarse con la yeta, (así llaman los argentinos a la mala suerte); incluso, su primo, que era el hombre de confianza en el Ministerio del Interior, fue acusado constitucionalmente debido a la represión desmedida en contra del pueblo indígena, y en el caso concreto, en el asesinato de Camilo Catrillanca de manos de Fuerzas especiales de Carabineros, entrenados en Colombia, en el Comando Jungla.

Las frases predilectas de algunos cientistas políticos están contenidas en un sistema líquido, es decir, que un Presidente puede ser elegido por una gran mayoría y, luego, terminar en el desastre: ese 55% de los votos que obtuvo Piñera se convirtieron en polvo, (ha llegado apenas, en algunas encuestas, especialmente durante el período de “la rebelión popular” del 18 de octubre de 2919, al escaso 6%, con ciertas subidas hasta un 20% de aprobación. En plenas manifestaciones del comienzo de la rebelión popular, Piñera no daba pie en bola y, públicamente, ante su incapacidad, “declaró la guerra” a su propio pueblo, siendo corregido por su subordinado, el General Iturriaga, quien manifestó que él no estaba en guerra con nadie, pues era un hombre feliz”;  su mujer fue más lejos que su marido al expresar que “Chile estaba invadido por alienígenas”.




La yeta aún no estaba completa: de repente, apareció en todos los países del mundo una plaga destructiva, que ya lleva casi dos años, el Covid-19 y, a partir de estos aciagos días, la autoridad del Presidente se anuló, (hay que reconocerle, como buen especulador en la Bolsa, que supo invertir en la compra de vacunas que aún no salían al mercado, en laboratorios desde China hasta en Estados Unidos).

Por otra parte, el problema de las pensiones se tornó en el más agudo de los conflictos en la sociedad chilena. El gobierno de Piñera sólo quería relanzar la economía, incluso, poniendo en riesgo la vida de sus conciudadanos, y no entendía que cuando se vio forzado al confinamiento de los chilenos debido a contagios masivos , era absolutamente necesario que el Estado garantizara a la gente su subsistencia. Los  dueños de las Administradoras de Pensiones (AFP), habían metido en la cabeza de los ciudadanos que ellos eran los dueños de sus ahorros, por consiguiente, era evidente que en una situación de hambre y miseria, las personas quisieran usar parte de sus ahorros a fin de sobrevivir, pero el gobierno y sus asesores economistas neoliberales anunciaron una hecatombe si las personas retiraban el 10% de sus ahorros y, claro, al gobierno “le salió el tiro por la culata”, pues no sólo el primer 10% reactivó la economía chilena, sino que algunos de sus ministros declararon que ellos también habían retirado su propio 10%, lo cual demostraba que usaban su inteligencia para manejar su economía privada.

A tanto ha llegado el desprestigio del gobierno de Sebastián Piñera que no logra, ni siquiera, el voto de los parlamentarios de su combinación política, lo cual ha permitido que los votos de la oposición en la Cámara de Diputados, sumados a buen número de congresistas de la alianza de partidos de gobierno hayan logrado reunir los 3/5 para aprobar las reformas constitucionales  de retiro del cuarto 10% de los ahorros de los cotizantes.

Este cuarto retiro parecía más difícil de lograr, sin embargo, fue aprobado con 94 votos, 9 abstenciones y 39 votos en contra. Ahora va a pasar al Senado, Cámara bastante reaccionaria, pues, incluso, un buen número de senadores de oposición, (Democratacristianos y socialistas), han declarado que votarían en contra de este cuarto retiro de fondos, que es el caso de Carolina Goic, Carlos Montes,  Ricardo Lagos Weber, José  Miguel Insulza, la mayoría no van a la reelección, por consiguiente, pueden darse el lujo de excretar su  mentalidad reaccionaria.

Esperemos que la actual candidata presidencial de la ex Concertación, Yasna Provoste, logre “domesticar” a sus huestes.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

29/09/2021

 

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Historiador y cronista

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