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Los nuevos votantes en el plebiscito ¿Un dato anómalo?

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El Domingo 4 recién pasado votaron 5.447.149 votantes que no lo hicieron en el plebiscito de entrada del 25 de Octubre del 2020  y 4.656.529 electores más que en la segunda vuelta presidencial  del año siguiente. Esto es, un promedio de 5.051.839 electores más que en las  dos  gestas electorales que son las dos últimas realizadas en el país antes del último plebiscito. Si consideramos que el padrón electoral del país, según SERVEL. es de 14.753.394 electores habilitados para sufragar,  la cifra promedio representa algo más del 34% de los registros de electores.

 

Este porcentaje de nuevos votantes no es un hecho que puede pasar desapercibido en los análisis políticos de los resultados del plebiscito. Ello porque este aumento respondió que a diferencia de los dos eventos electorales anteriores  en que el voto era voluntario, en este último el voto era obligatorio.

La narrativa lírica está definida como una tipología literaria muy subjetiva debido a que el autor presenta una supuesta realidad desde su propia perspectiva, expresando sus pensamientos, emociones y estados de ánimo o sentimientos propios. Eso hace que en ella debe predominar la narrativa en primera persona del singular. Pero ello no ha sido así en las horas siguientes al plebiscito, por parte de la clase política, Usando una “narrativa lírica política”, muchos actores políticos  se han anticipado a mostrar, en tercera persona, que la incorporación de estos nuevos votantes es un acto de participación democrática que debe enorgullecernos.

Veamos si ello es así,  porque tendríamos que coincidir que este alto porcentaje no solo cambio el cuadro electoral activo del país,  sino que cambió el rostro político del país. Es tal la magnitud de estos noveles electores que los 5.447.149 son cercanos a los 5.892.832 votantes que se pronunciaron por una nueva constitución en la consulta  del 2020  y supera a los 5.653.542 que votaron en el mismo acto porque ella fuera redactada por una Convención Constituyente. Anotemos de paso que este segmento electoral nuevo supera los 4.620.671 votos con los que el actual Presidente fue electo en la segunda vuelta el 2021




Si los técnicos electorales que realizan cálculos para predecir resultados y los políticos que hacen análisis para definir caminos de acción política en base a ellos, no consideran este porcentaje de nuevos electores activos, se enfrentarán al analizar los resultado finales con lo que  en estadística se conoce como “dato anómalo”. Un dato anómalo conocido en idioma inglés como “outlier”, es una observación de la muestra que en los hechos no corresponde al modelo buscado o que puede resultar incompatible con el resto de los datos relativos a un modelo asumido para el análisis y observación de los datos. Esto es, no hace posible comparar linealmente  los resultados del último plebiscito con los dos eventos electorales anteriores que versan sobre el mismo tema: el futuro de país que Chile se quiere dar. Esto  porque un “dato anómalo”  es una  observación anormal y extrema de una muestra estadística o serie temporal de datos que puede afectar “potencialmente” a la estimación de los parámetros del mismo,  nos señala la teoría y  los técnicos estadísticos.

Que esto puede ser así en el caso del último resultado del plebiscito lo prueba el hecho que si matemáticamente sumamos los 4.656.529  nuevos votantes respecto a la opción política de la segunda vuelta y le agregamos  los 3.649.647 que obtuvo en ella  el candidato de la derecha  nos da 8.306176 votos muy cercanos los que obtuvo el rechazo el domingo recién pasado En un plano puramente especulativo se podría suponer que los 423.218 votos más corresponderían a los nuevos votantes que se inclinaron por Apruebo. Pero nada de esto es posible afirmarlos,  porque se requiere investigar quiénes son y cómo se conforma antro-psicosocial y políticamente el segmento de nuevos votantes. La pregunta a responder es ¿quiénes son y cómo se  comportan y  se conforman psicosocialmente  los que dieron forma a un “dato anómalo” en el acontecer electoral del país el domingo recién pasado?

En síntesis,  planteo que es tarea del mundo político profundizar y renovar sus análisis para entender un segmento que se ha mantenido al margen de la vida cívica del país restándose al momento de tomar opciones políticas en eventos democráticos como son las elecciones y que vota cuando es obligado a ello.  Para comprender, no interpretar,  este complejo fenómeno debe  acercarse más al mundo académico del que se encuentra muy distante.

He sostenido que estamos ante el desarrollo de una sociedad compleja cuyos fenómenos son emergentes, como el del domingo. Además que posee autonomía y se auto organiza siguiendo parámetros que forman parte de un proceso extendido en el tiempo, esto es, en su historia como compuesto social. Buscar explicaciones simples lineales y casualistas no sirve para abordar la complejidad. Sin duda, el mundo político no cuenta con los medios  para investigar a fondo estos fenómenos como el del Domingo y debe reconocer su debilidad antes de tomar decisiones amparados en meras suposiciones o intuiciones y  apuestas caprichosas cargadas de ideologismo, cuando no de intereses de corto plazo. El Chile que emerge el domingo es un Chile distinto y emergente con aristas que requieren ser explicadas y comprendidas.  Y en esto nadie tiene la última palabra.

 

Por Jorge Leiva Cabanillas

Psicólogo Ph.D.

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



Psicólogo Ph.D.

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