La lista del expresidente Lagos
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El expresidente Lagos nos ha entregado dos sorpresas en sus recientes apariciones públicas. Una, en que responsabiliza a la incorporación de la plurinacionalidad indígena por el rechazo al texto constitucional, plebiscitado el 4 de septiembre. Otra, en que sostiene un supuesto radicalismo de la izquierda, encabezada por Apruebo Dignidad (AD), a propósito de la nueva iniciativa constitucional, propuesta por el Parlamento.
Respecto de la responsabilidad indígena en el rechazo al texto constitucional, entregué mis opiniones críticas a los argumentos de Lagos, en columna en este mismo medio. La visión de Lagos me parece una complaciente justificación del colonialismo español y de la superioridad civilizatoria del hombre blanco, que difícilmente puede compartir el mundo progresista.
Por otra parte, el expresidente, en su apoyo a la lista para convencionales encabezada por el PPD, nuevamente apunta en mala dirección. Sostiene que existen dos izquierdas en nuestro país y que tendrían diferencias sustantivas: una que cree en la democracia (la de él, la del PPD) y otra que sería partidaria de la imposición de la fuerza. Lo dice sin eufemismo alguno: “La izquierda que cree en un sistema democrático y cuenta los votos y otros que piensan que hay momentos en la historia, que han existido sin duda alguna, en donde es la fuerza la que en definitiva se impone (…) Me pregunto hoy, es un poco los mismos dilemas de otros que creen posible todavía empujar más por la vía de todos los medios de lucha. No señores, hemos conquistado una democracia y estamos aquí para defenderla» (https://www.emol.com/noticias/Nacional/2023/01/28/1085205/ricardo-lagos-y-eleccion-consejeros.html).
Se trata de una línea de argumentación muy alejada de la realidad política actual y que era utilizada en el pasado, en tiempos de la Guerra Fría. Porque es incontrovertible el compromiso con la democracia, la paz y contra la utilización de la fuerza del presidente Boric y de Apruebo Dignidad (AD). Y no hay rasgo alguno en la lista de constitucionales, ni en su fundamentación, que propone AD, que suponga imponer la fuerza o que intente empujar “por la vía de todos los medios de lucha”.
Ni los propios dirigentes del PPD han sostenido que sus diferencias con AD tengan algo que ver con el tema de la fuerza o la utilización de medios de lucha no democráticos. Por el contrario, han dicho, reiteradamente, que las dos listas son útiles para potenciar al Gobierno de Boric, para ampliar incluso el caudal electoral del conjunto de las fuerzas progresistas.
Además, el PPD ha señalado que la presentación de una lista propia del Socialismo Democrático (SD) tiene la ventaja de perfilar la presencia de su bloque ante la ciudadanía. Se trata de argumentos respetables, pero en ningún momento se ha atribuido a la lista de AD intenciones de imponer, ahora o mañana, el uso de la fuerza.
El expresidente Lagos conoce bien las convicciones democráticas del presidente Boric y de la ministra del Interior, Carolina Tohá, quienes están comprometidos con la lista encabezada por AD, pero que les gustaría incluso una sola lista de convencionales para enfrentar con mayor éxito a la derecha. Y, ya sea una o dos listas, en ambos casos resulta inconcebible sostener que sus candidatos son enemigos de la democracia.
Vivimos tiempos de dificultades y muchas confusiones. Pero no hay dudas que en el campo de la izquierda y del “socialismo democrático”, incluida además la DC, no existe una diferenciación política entre violentistas y demócratas. En realidad, y lo que no hay que olvidar, porque la historia se repite, quienes han utilizado la fuerza y medios no democráticos para encaramarse en el poder, y también hacer constituciones, ha sido la derecha. A éstos debe apuntar la crítica.
En consecuencia, decir o insinuar la existencia de una lista de violentistas, que intentan imponer la fuerza en el país, no es sano para la vida política, no facilita una adecuada conversación y sólo introduce confusión en la opinión pública. Ya los dichos vulgares de Girardi, sobre “la lista del indulto”, no favorecen una buena convivencia. Ojalá en este tema, como en el de los pueblos originarios, el expresidente Lagos aclare sus dichos.
Economista.
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