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Reflexiones imprudentes

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Cualquiera, con regular olfato, advierte el hedor a la corrupción. Se desbordó la sociedad o las cloacas del poder. Soplan los efluvios desde distintos lugares, como ramalazos del viento, y dan ganas de vomitar. Se pudrió la república desde sus cimientos. Aquella admirada por Platón, la cual parece haber muerto al cabo de los siglos, manipulada por la política. A nadie extraña que, junto a esta imparable debacle, la naturaleza reacciona y se une a la destrucción. La mítica arca de Noé, no ha servido para salvar al hombre y a las especies vivas, mientras el Diluvio Universal, nos mantiene bajo las acechanzas. Nada parece ayudar en esta encrucijada, mientras los cuatro jinetes del Apocalipsis, cabalgan despavoridos.

Chile, alejado de la galopante corrupción con mayúscula, se incorpora a la debacle, a partir del Golpe Militar. El desparpajo, abuso y arbitrariedades vertiginosos, que se instalaron en aquella época, es el reflejo de una sociedad hedonista, abusadora, la cual se empeñó en el rampante desfalco. Los 17 años de dictadura le sirvió a la oligarquía, para apoderarse de todo. Ahora, acostumbrada a la rapiña sin guantes, desea seguir. Al regresar la debilitada democracia, cuyo color era un amarillo desteñido y nauseabundo, las lacras se institucionalizan y robar se convierte en maestría. Pariente de las buenas costumbres, venidas desde el inicio de la república, los caballeros se quedan con todo, pues les pertenece por tradición y los sirvientes, recogen las migajas.

Ni las clases de ética, impartidas en la universidad, han logrado modificar su conducta. Día a día, sanguijuelas o monigotes de distinto pedigrí, meten las manos a la olla o al cuerno de la abundancia. Los recursos del estado se hallan a su merced. Y en el arte de la actuación, se jactan de su destreza para saquear. Este robo, nos referimos al menudeo o de hormiga, lo realizan los sirvientes de la oligarquía. Se satisfacen con mil millones de pesos, por cada pasada de plumero, pues sus patrones manejan aquellas cantidades, que sólo se expresan en millones de dólares. Hubo un presidente de la república, de cuyo nombre no me quiero acordar, que se dio la maña de llevarse un banco para la casa. Nostalgia al dinero. No los que hay en las plazas, donde se sientan las personas mayores a lanzarle migajas de pan a las palomas.

A modo de castigar semejante temeridad, o si usted quiere desparpajo y sinvergüencería, se inventaron las clases de ética. Había que salvar a la grey. Felices, los caballeros chupasangre e infractores concurrieron a la universidad, provistos de un lápiz, un cuaderno y una manzana para obsequiársela a la señorita profesora. En paralelo, quien en esa fecha vendía en la cuneta discos piratas, era detenido y moría calcinado en la cárcel, a causa de un incendio. A la fecha se desconocen las calificaciones que obtuvieron los dos linajudos caballeros. Al recibir la noticia que, a cambio de la cárcel, asistirían a la universidad se persignaron. Al fin de cuentas, son creyentes y pagan año a año el diezmo. Regresar a la universidad, lo consideraron un mérito o un reconocimiento a su destreza financiera. “Los bienes terrenales, sirven para vivir y los espirituales, para soñar”, dice el escritor Dionisio Albarrán. Bien podían haber sido desaprobados los estudiantes, lo cual hablaría pésimo del tipo de enseñanza impartida o la falta de interés de los infractores.




Las voces aterciopeladas que redactaron la nueva constitución, llamada con propiedad, “Cuchufleta”, proponen en cambio, llamar a las clases de ética, “Clases de buenas costumbres”. Lo cual se aviene a nuestros vertiginosos tiempos, donde los hábitos que nos inculcaron nuestras abuelitas, se desprecian por ser añejos. Urge establecer a partir de qué cifra defraudada se irá a la cárcel, o en su defecto, a estudiar las buenas costumbres.

 

Walter Garib

 

 

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



Escritor

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  1. Leyendo a Chile desde afuera, como candidato a exonerado, se leía la corrupción avanzando y tiñendo de amarga nuestra historia.Volví de visita…..adentro, no había ni sospechas que las movidas eran corruptas……..todo era un oasis como lo dijera el mismo que se había llevado el banco de Talca para la casa….hasta hoy, diciembre 2023, en vías de aprobar o no una constitución que «legaliza» la corrupción como «buena costumbre», la justicia baja la cabeza y se pregunta » cual es el monto del robo para que sea punible?». CHILE CORRUPTO !

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