De pie por la dignidad: Comunidades en toma anuncian que resistirán los intentos de desalojo

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Desde los rincones más remotos del país hasta las ciudades más pobladas, las voces de las pobladoras y pobladores de las tomas de terrenos se alzan en un grito unísono: una sola lucha, nuestra dignidad. Unidos bajo el lema «Si nos tocan a uno, nos tocan a todos», estas comunidades en toma se han congregado en un acto de resistencia frente a los desalojos decretados por los tribunales de justicia.

«No aceptaremos el desalojo de la Toma 17 de Mayo de Cerro Navia, de la Toma Mauricio Fredes de Quilicura, de la Toma Italo Silva Marquez y del Macro Campamento de San Antonio y Cartagena, de la Toma Lajarilla de Viña del Mar, ni de ninguna otra toma en el país. ¡La vivienda es un derecho! ¡Detener los desalojos! ¡Expropiación y regularización ahora!» dicen las comunidades en toma.

La situación que enfrentan estas comunidades no es solo la de perder sus hogares, sino también la de ser objeto de una campaña mediática, legislativa y judicial que busca desacreditarlos y estigmatizarlos. Se les retrata como focos de delincuencia, como invasores de terrenos y como responsables de la generación de basurales humanos. Esta narrativa sesgada y deshumanizante se ha arraigado en la prensa comercial, alimentando prejuicios y justificando acciones represivas.

Sin embargo, detrás de esta imagen distorsionada se encuentran historias de lucha, de resistencia y de búsqueda de dignidad. Con escasos recursos pero una determinación inquebrantable, estas comunidades han levantado sus hogares y sus espacios de vida. Han enfrentado adversidades con valentía y han tejido redes de solidaridad que sostienen sus comunidades en tiempos difíciles.

Es importante reconocer que estas comunidades no son solo un problema social, sino también una manifestación de la falta de políticas públicas adecuadas en materia de vivienda. El gobierno, lejos de abordar esta crisis habitacional con soluciones estructurales, ha optado por políticas de mano dura que solo profundizan la exclusión y el sufrimiento de quienes menos tienen.

Ante esta realidad, las comunidades de las tomas de terrenos demandan no solo el derecho a un techo digno, sino también el reconocimiento de su labor y su lucha. Exigen la expropiación de los terrenos ocupados y la regularización de sus asentamientos, así como el acceso a servicios básicos, educación y salud. Demandan una respuesta integral a una crisis que afecta a miles de familias en todo el país.

Es fundamental comprender que estas comunidades no son un obstáculo para el desarrollo urbano, sino una parte fundamental de la solución. Han demostrado su capacidad de organización y autogestión, construyendo no solo viviendas, sino también espacios comunitarios y redes de apoyo mutuo. Son un ejemplo de resistencia y de lucha por un futuro más justo y equitativo.

Por todo ello, hoy declaran, en una sola voz, que siguen en pie de lucha por tierra, vivienda y dignidad. No aceptarán los desalojos, que se les despoje de sus hogares. Las comunidades en toma llaman al gobierno que escuche sus demandas y que tome medidas concretas para abordar esta crisis habitacional de manera justa y equitativa.

En fin, dicen: «Nos hemos unido, porque sabemos que si nos tocan a uno, nos tocan a todos. No aceptaremos el desalojo de ninguna toma en el país. La vivienda es un derecho inalienable, y por ello demandamos detener los desalojos, expropiación y regularización ¡ahora!».

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