
Resulta evidente que ni siquiera negociaron, ni mucho menos dispusieron a los afectados por esa estafa a pelear por una mejor solución. Lo que aceptaron recibir ni siquiera es una vigésima parte de los que debería ser. Y dejar la respuesta en manos de los afectados no solo revela lo inútiles de los dirigentes nacionales que debieron hacer algo más que aceptar buenamente lo