Economía y Mercados en Marcha

Por qué el desempleo no se ha disparado; esta es la explicación

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La tasa de desocupación, según recientes datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, llegó, en el último trimestre del 2019 a un nivel de 7.0 %. Muchos analistas han considerado que esta tasa es todo un éxito, pues hasta el propio gobierno esperaba algo mucho peor, como consecuencia de las protestas ciudadanas que tuvieron lugar en ese mismo período. Para otros, es una demostración más del camino crítico que recorre la economía chilena, pues es una tasa de desocupación más alta que la de un año atrás.

 

Es importante, en todo caso, tener en consideración que la tasa de desocupación se compone de dos sub grupos: los cesantes y los que buscan trabajo por primera vez. Los cesantes son aquellos trabajadores que estaban ocupados y dejaron de estarlo, y han buscado activamente un nuevo trabajo en el período analizado. Esta categoría de los cesantes aumentó en un 3.1 % en el último trimestre del año 2019, con relación al mismo período del año anterior. Los que buscan trabajo por primera vez son, como el nombre lo indica, aquellos ciudadanos que por primera vez tratan, sin lograrlo todavía, de integrase al mercado del trabajo. Estos últimos aumentaron, en el período analizado, en un 18.7 % con relación al año anterior, lo cual es una tasa manifiestamente superior al mero incremento de la población. Ello significa que los que buscan trabajo por primera vez pesan cada vez más dentro de la categoría de los desocupados. En otras palabras, existe una cantidad importante de jóvenes que buscan integrase al mercado del trabajo -probablemente porque abandonaron el sistema educacional – y no lo logran y/o de mujeres que estaban anteriormente en sus casas y que se ven obligadas a buscar trabajo para complementar los ingresos del hogar.

 

Los ocupados, a su vez, que son la otra cara de la medalla, son todas aquellas personas que han trabajado una hora o más, en cualquier cosa, durante la semana anterior a la encuesta, a cambio de un ingreso o de una remuneración. Si durante la semana anterior esa persona lavó un auto, o ayudo a un amigo o un pariente en un puesto de ventas informales, o limpió un departamento, o incluso si hizo malabarismos en un semáforo, todo eso lo lleva, a ese ciudadano, a calificar como ocupado. Si un ciudadano es despedido de la empresa en que trabajaba, pero hizo cualquier pololito para ganase unos pesos, que le implicaron más de una hora de trabajo en la semana, no califica como desocupado, sino como ocupado. No entra dentro del 7%.

 

A pesar de que la tasa de desocupación aumentó, la cantidad de ocupados aumentó en un 1 %, lo cual significa que hubo un aumento de aproximadamente 85 mil personas que pasaron a engrosar la lista de los que han trabajado una hora o más. Pero los ocupados en trabajos por cuenta propia aumentó en un 4.7 % y los trabajadores informales aumentaron en un 4.3 % lo cual quiere decir que aumentó en la masa de trabajadores ocupados, la cantidad y el porcentaje de informales y de trabajadores por cuenta propia. Es decir, aumenta al grado de informalidad y de cuentapropismo en el seno de la economía nacional.




 

La cantidad de ocupados informales representa en el país un 30.4 % de la fuerza de trabajo. Los informales se definen como trabajadores que carecen de seguridad social, es decir, no tienen nada que ver, por lo menos en el presente, con Fonasa, ni con Isapre alguna, ni con AFP de ninguna naturaleza. Si asumimos que hay una informalidad ya dura, consolidada, que ha pasado a constituir una forma habitual de vida, podemos convenir que toda la discusión que pueda haber en el país sobre esos temas los tiene absolutamente sin cuidado. Ese tema no es con ellos, a menos que nazca una propuesta de futuro que los involucre y los enamore.

 

Otro antecedente importante de las estadísticas publicadas por el INE es que aumentó en un 11.7 % la cantidad de `personas de 65 años o más que pasaron a engrosar la categoría de los ocupados, ya sea como asalariados, como trabajadores por cuenta propia o como informales. Eso significa que una cantidad importante de adultos mayores, tengan o no jubilación, se han visto en la obligación de integrarse al mercado del trabajo, pus la situación de inactividad se les hacía económicamente insostenible.

 

Como se puede ver, las estadísticas del INE tienen mucho más contenido que el mero 7% de desocupación en que parece haberse centrado el debate de políticos y de economista, de dentro y de fuera del gobierno.

 

Por Sergio Arancibia

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  1. hugo randier says:

    interesante peo es que hay poco trabajo también y los salarios son muy bajos
    y no alcanzan . Asi se debe endeudar uno cada día más, y es poco claro…..

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