Análisis de coyuntura económica desde las bases
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La hegemonía del modo de producción capitalista es lo que exhibe la estructura económica mundial. Este modelo económico se caracteriza hoy por una alta concentración de la riqueza en cada vez menos manos, los grupos de poder -que como FDB hemos denominado el “cartel de la élite”- que gobiernan el planeta tienen además un control sobre las diversas dimensiones de la vida social: control político, militar, financiero, comunicacional, cultural, etc. De allí que hoy estemos asistiendo a una guerra en que……… lo que está en juego, no son proyectos políticos muy diferentes, sino el control de la zona que conecta los continentes de Europa y Asia, y que representa el control de bienes naturales considerados recursos estratégicos para liderar la competencia entre las empresas trasnacionales y los Estados que resguardan sus intereses.
En este contexto, nuestro país hoy se encuentra gobernado por una coalición que fue elegida por representar el proyecto “menos malo”, ante la amenaza que la ultraderecha recalcitrante se hiciera con el poder.
En efecto, su posición vacilante en aspectos clave de la política, como la negativa a modificar con sus reformas el mercado de capitales (AFPs) o la incapacidad de defender nuestra soberanía con la aprobación del TPP11, no representan elementos aislados, sino su compromiso de operar dentro de los marcos del modelo económico vigente, sin afectar los intereses del cartel de la elite. A eso se suma un sistema de partidos que ha optado de manera ilegal e ilegítima (artículo 5, inciso 1 de la constitución vigente) por llevar adelante un proceso constitucional que se funda en la recuperación por parte del poder constituido (rechazado por la ciudadanía en el plebiscito de entrada) el control político que sustentan ilegítimamente. Asimismo, el control que tiene la institución más repudiada por la ciudadanía, el Senado, que debió haber desaparecido con el triunfo del Apruebo, hoy está liderando este control político con un presidente como el UDI Coloma, votado por unanimidad por sus pares que ganan sueldos que los ubican en el 1% más rico del país, con dineros fiscales.
En este escenario, el contexto mundial está marcando la profundización de la crisis, no solo por la guerra (donde este gobierno ha tomado posición) siendo convocado a apoyar con logística militar a Ucrania, sino porque las consecuencias económicas de la guerra, como la escasez de productos básicos y la consiguiente inflación que determina no solo una política de precios con prolongadas alzas en la política monetaria desde el Banco Central, que solo este último tiempo comienzan lentamente a estabilizarse. Es imposible no sumar a esto la crisis financiera mundial que ha llevado a la quiebra a importantes instituciones financieras, lo que para muchos recuerda la crisis del 2008, pero olvidan que esa crisis ocurrió fuera del escenario de una guerra y que el mundo no venía de una pandemia, que no había la escasez de insumos básicos. Es cierto que la crisis actual no es “estructural”, sino que se ha originado por un errado modelo de negocios en el mercado tecnológico, sin embargo, lentamente otras instituciones financieras en el mundo comienzan a verse afectadas y el pánico se apodera de los ahorrantes e inversores. Sobre los alcances de esta crisis queda todo por verse, sin embargo, sus efectos necesariamente afectan las economías de países dependientes del mercado mundial, como Chile.
Entonces, con una guerra mundial marcando la profundización de las crisis, el desabastecimiento, la especulación; con una economía dependiente como la nuestra; con un gobierno con una baja aprobación; con un poder legislativo deslegitimado; con una fiscalía dirigida por este mismo cartel que no ha hecho nada por procesar a un conjunto de alcaldes de derecha acusados de graves delitos de robo y corrupción; con una crisis migratoria donde las medidas han tardado en llegar y vienen repitiendo viejos modelos; con un proceso constitucional ilegal e ilegítimo que no cuenta con el apoyo de la ciudadanía, la que ha sido excluida o condicionada en forma mendaz a moverse en un terreno controlado por el cartel de la élite; con una mayor dependencia de nuestro país a los poderes trasnacionales y con una concentración de la riqueza creciente ante la pauperización de la población y el azote de las drogas y la delincuencia, el análisis aparece como lapidario.
Es en este contexto que se presenta al país una reforma tributaria que está circunscrita en el sostenimiento del siguiente escenario:
- Una parte importante del crecimiento económico, con relación a los bienes y servicios que se transan en el mercado, no solo concentra actividades tradicionales como el agro o, en mucho menor medida, la industria manufacturera, sino que se obtienen ganancias en sectores tan fundamentales como la salud (ISAPRES), la educación, las pensiones (AFPs), etc., es decir, se grava a la población con costos en estas áreas mientras las grandes empresas incrementan sus ganancias. Y de los sectores productivos, una parte significativa corresponden a las empresas extractivistas, lo que lesiona el patrimonio de bienes naturales, no renovables, con una carga impositiva casi inexistente.
- La propuesta del ejecutivo se centraba en incrementar levemente la carga impositiva a las grandes empresas, sin afectar con estos impuestos a más del 96% de la población, con ingresos bajo los 4 millones de pesos. Al mismo tiempo, se aplicaría un royalty que, si bien es bajo, se incrementaría con el aumento de las utilidades. Los impuestos a los sectores más ricos (sobre 4.9 millones de dólares) representa un esfuerzo por equilibrar una balanza en un país donde el 1% más rico se apropia del 33% del total de los ingresos generados (fuente: Fundación Sol). Todo el sistema y los medios de comunicación del cartel de la élite se centraron en tratar de demostrar cómo estas medidas iban a afectar el mercado de capitales, lo que necesariamente tiene que ocurrir si solo las AFPs controlan el 60% de este mercado. Finalmente estas medidas mínimas (tratando al menos de ser algo coherentes con los indicadores de la OCDE), no se aprobaron, es decir, se cumplió el axioma de los narcos, que nada cambie, para que no afecte nuestro negocio.
Ellos siempre dirán que estas mínimas medidas afectan el mercado de capitales, pero ocurre que cualquier medida por más insignificante que sea va a afectar un mercado de capitales que está dominado por sus suculentos negocios. Pero lo que ellos callan es que todo este sistema afecta de manera brutal la economía de más del 97% de la población, a quienes se les cobra precios excesivos por el uso de servicios básicos, así como por el acceso a la salud, a la educación y se especula con cada uno de los productos básicos, a la hora de acceder a ellos por parte del pueblo.
Nosotros creemos que la única opción que tenemos es fortalecer las redes de solidaridad y comunicación en el seno del pueblo, fortalecer las economías locales y el poder soberano de los territorios, todo esto, levantando la bandera de lucha por una genuina Asamblea Constituyente, porque la crisis instituyente que se vive desde hace años no se va a resolver con una parodia de proceso constitucional digitada por una de las instituciones más corruptas y desligitimadas, el Senado, al amparo de partidos políticos que actúan como verdaderos ejércitos electorales y buscadores de cargos, de este sistema en crisis.
Por Fuerza de Bases
Martín says:
Bases que publican en un órgano periodístico bacheletista-gobiernista. Bases burguesas y patronales