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España en pantalla chica

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Nuestro abnegado y diligente espía de Güiquilics Patagonia estaba algo trasnochado cuando subió al colectivo y dijo al chofer que lo dejase cerca de la Escuela España, por lo que casi de inmediato cayó dormido; despertó cuando el chofer lo remeció y le informó que por ser venezolano no se ubicaba mucho en Puerto Montt y que no encontró la escuela, pero de que eso era España estaba seguro, ¡de bolas que si!

 

Aún algo turulato descendió nuestro héroe para encontrarse ante unos blancos gigantes de enormes brazos con sospechoso parecido a molinos de viento y un letrero en que se leía “Bienvenido a El Toboso”.

Tratando de ubicarse sin hacerse muy conspicuo, nuestro astuto agente se arrimó a una cantina y haciéndose el sota procuró escuchar las conversaciones; esto fue lo que oyó:

  • ¿Qué será de Pepe que hace días no se le ve?
  • Es que está internao
  • ¡Hostia Manolo! ¿Tuvo un accidente?
  • No Paco, tuvo un bebé.
  • Pero Manolo ¡eso no puee sé!
  • Te lo digo Paco, tuvo un bebé.
  • ¡Pero Manolo, eso e imposible!
  • ¡Pero poqué Paco, poqué va a sé imposible!
  • ¡¡Pué poque Pepe e soltero!!

 

Después de esto nuestro espía optó por buscar otras “fuentes abiertas” y optó por mirar la televisión. Su atenta mirada no tardó en descubrir ciertas constantes, una de ellas es que Europa vive sonámbula.




Tanto tiempo Europa fue el centro del mundo que aún los europeos se siguen viendo en ese sitial y lo que ocurre fuera de sus fronteras simplemente no existe o es invisible. Hubo una tragedia en Murcia, se incendió una discoteque y murieron nueve personas; la cámara mostraba a los deudos, velas encendidas, personas llorosas, una bandera colombiana como de cinco metros, dos grandes banderas de Nicaragua, una de Bolivia, otra de Ecuador…los locutores tardaron una semana en percatarse de que los difuntos eran latinoamericanos.

A las islas Canarias llegaban y llegaban africanos en “cayucos”, unos lanchones abiertos como los que acá usan las salmoneras, estos desesperados venían hacinados a la intemperie, sin siquiera un sitio donde vaciar las tripas, durante días en pleno océano en unas condiciones en las que nosotros ni siquiera saldríamos a darle una vuelta a la isla Tenglo; y estos eran los que llegaban, de los que no llegaron nunca se supo. El comentario televisivo destacaba las dificultades que entrañaba la necesaria destrucción de los cayucos y cuanto más costaba destruir los de fibra de vidrio respecto a los de madera; de las razones por las que estas personas estuviesen dispuesta a pagar por jugarse así el pellejo a través del Atlántico, ni una palabra.

En Granada hubo una gran reunión de cancilleres y jefes de gobierno, los temas centrales, se suponía, eran la guerra en Ucrania y la necesidad de un acuerdo migratorio. De la guerra hablaron y opinaron como si fuera asunto suyo, como si Estados Unidos no existiera, como si ellos pudiesen decidir algo, como si todavía fuesen los señores y no los vasallos que son actualmente. Al final le dieron unas palmaditas en el lomo a Zelensky y del acuerdo migratorio nunca se supo. En cuanto a la guerra lo más destacado era que los rusos eran tan malvados que habían empleado un misil de altísima tecnología para matar a una abuelita y su nieto. Por esos días un ataque con drones mató a más de cien personas en una ceremonia en Siria, pero como los sirios son de los malos esto pasó como nota a pie de página.

 

Otra constante que logró sorprender a nuestro espía fue la vigencia de las monarquías. Nuestro abnegado funcionario tuvo que buscar un calendario para asegurarse de que estaba en el siglo 21, ya que Europa sigue llena de reyes y princesas ¡y a los europeos les encanta! En la mentada reunión en Granada, en el Patio de los Leones de la Alhambra, vio lo que al principio pensó que era una de esas guirnaldas de papel recortado que al desplegarse muestran una larga tira de figuritas iguales; en este caso la larga fila era de señores de terno azul que por turno avanzaban a hacer venias y sonrisitas a otro prójimo, también de terno azul, que los acogía con benevolencia; era la ceremonia del “besamanos” al Rey, en la que todos esos dignatarios, que de uno u otro modo representaban la voluntad y soberanía de sus respectivos países, rendían pleitesía a un tipo que no tenía más méritos que el ser hijo de su papá, el cual a su vez había estado en ese puesto por determinación de un milico con voz de flauta que se había montado en el poder no por votos, sino cargándose cerca de un millón de muertos. Claro que esto había sido también muy a la española ya que otros de sus colegas dictadores de la época habían empleado otros métodos; los alemanes, tan filosóficos y organizados, habían elegido a Hitler por votación popular y los italianos, tan cultos y artísticos, se habían puesto encima a Mussolini de prepo, pero con la venia del rey, en cambio Franco lo hizo simplemente a lo bestia, se nombró algo así como “caldillo por la gracia de dios”, transformó a España en un confesionario, mandó a las mujeres a la casa, a parir, cocinar y rezar el rosario en familia, y no les hizo llevar velo porque eso ya lo habían patentado las monjas.

Cuando la noticia no era el Rey, era la Princesa. El mundo podía estar cayéndose a pedazos, pero la noticia era que la princesa besaba la bandera; en pleno otoño había un calor de órdago, no había forma de ignorar el calentamiento planetario, la noticia era que la princesa hacía una ofrenda a la Virgen del Pilar; la cesantía había llegado casi al 12%, la noticia era los preparativos para que la princesa jurase la Constitución. Finalmente la princesa juró; nuestro superagente se dijo: Era que no lo hiciese, si esa constitución es la que le asegura la pega de reina en un tiempo más.

Los medios de información o más bien de formación de opinión, tenían unas prioridades bien curiosas; la selección española femenina de fútbol ganó el Campeonato Mundial, en medio de la celebración un dirigente muy pasado de rosca dio un beso a una de la jugadoras ¡y la noticia fue esa! En vez de celebrar lo estupendo de ser mujer, se quedaron escarbando durante semanas en el escándalo, el tremendo esfuerzo de las chicas para alcanzar tamaño logro les importó un rábano. Como feminismo es harto raro.

El acontecer político parece una competencia de combos a la mala; un día en que nuestro valeroso espía encendió la tele, no pudo evitar un grito de susto ¡¡cuco, mamá, cuco!! En realidad no era el cuco sino doña Cuca, una dirigente de derecha con un caracho muy especial: boca sin labios y unos colmillos curiosamente largos, parece una máscara de Halloween, y con un discurso al tono. Ese día doña Cuca lanzó una bomba noticiosa: En la embajada de Colombia en Bruselas se había efectuado una reunión sumamente secreta entre personeros del gobierno español con los peligrosos dirigentes subversivos catalanes exiliados por esos lados. Doña Cuca emplazaba en forma perentoria al gobierno a dar explicaciones; quien dio respuesta fue el gobierno colombiano, manifestando que tal cosa jamás había ocurrido. Doña Cuca ni se arrugó con tamaño guatazo y simplemente buscó otra cosa que denunciar.

Por esos días el gran tema político era el empeño de los socialistas para conseguir los votos necesarios para formar nuevamente gobierno, y en este proceso tenían que negociar con los independentistas catalanes que pedían una amnistía como moneda de cambio; la derecha ponía el grito en el alto cielo y denunciaba esto como un verdadero golpe de estado. Nuestro ilustrado espía no pudo menos que pensar que a esta gente no se le cruza por la entendedera que para un país que presume de democrático, tener, a estas alturas del partido, exiliados políticos, es un poquitín impresentable.

En eso estaban cuando los de HAMAS hicieron su numerito y los israelitas se vinieron como chancho p’a los choclos y empezaron a bombardear escuelas, mezquitas, hospitales, campos de refugiados y otros objetivos igualmente estratégicos. Un milico israelí aparecía en pantalla mostrando las imágenes que demostraban en forma fehaciente que el hospital había sido atacado por los propios palestinos. Nuestro memorioso espía recordó a Robert McNamara, Secretario de Defensa de USAlandia, mostrando en pantalla las imágenes que demostraban en forma fehaciente que eran lanchas vietnamitas las que habían atacado a la US Navy en el golfo de Tonkín, por lo que estaba justificado bombardear Vietnam; luego recordó a don Robert, ya viejo y jubilado reconociendo que el incidente era trucho; también recordó a Colin Powell, Secretario de Estado también de USAlandia, presentando en las Naciones Unidas las imágenes que demostraban en forma fehaciente que Irak tenía armas de destrucción masiva, por lo que estaba justificado invadirlo, a continuación recordó al bueno de Colin, ya viejo y jubilado, reconociendo que eso también era falso; al milico israelí no le creció la nariz, pero si las orejas.

Cuando se armó el quilombo los europeos miraron rápidamente hacia Washington para ver que había que opinar y por supuesto se sumaron al coro de que Israel tenía pleno derecho a defenderse; recién cuando ya iban más de 10.000 palestinos muertos y la mitad eran cabros chicos, empezaron a pegarse la palmada de que lo que Israel estaba haciendo no era una defensa sino una masacre, un genocidio en toda la regla, pero de expresar preocupación no han pasado.

Finalmente nuestro abnegado espía empezó a buscar manera de regresar a estas costas, en el mapa encontró el pueblo de Mansilla, lo que le sonó tan chilote que para allá partió en busca de información; allí le dijeron que por ahí no era, pero que probase en Almonacid y para allá partió nuestro esperanzado agente; tampoco era ahí, pero le dieron el dato de la estación Alvarado del Metro de Madrid, seguro que allí atinaba ¡y finalmente lo logró!

Mientras bajaba las escaleras se encontró con su viejo compañero de escuela Indalecio Nahuelhuaique, quien le contó que había ido a España a dar una charla en Salamanca, ¿En la universidad? preguntó nuestro siempre informado funcionario; no, en la cueva, respondió su amigo, y juntos ingresaron al andén 9 ¾, lo que a nuestro espía le pareció vagamente familiar pero de lo cual no hizo mayor cuestión; durante el viaje mantuvieron una grata charla plena de anécdotas y recuerdos escolares. Cuando por los altavoces anunciaron: Próxima parada Angelmó, se despidieron, nuestro agente bajó y finalmente pudo cambiar su dieta de empanada de atún por un milcao con chicharrones.

De vuelta en los atareados muelles de Chinquihue, 18 de noviembre  de 2023.

 

Renato Alvarado Vidal

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