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La lucha por el Derecho Humano al agua desde Petorca a Cajamarca ¿Qué exportamos, paltas o palteros?

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Como defensores del Derecho Humano al agua en la provincia de Petorca, nos  encontramos inmersos en una batalla crucial por el acceso al agua y la justicia ambiental. La situación en nuestra región es desoladora: el monocultivo de paltas Hass y cítricos  ha desencadenado una crisis hídrica que ha menoscabado la salud y el bienestar de nuestras comunidades, así como la integridad de nuestros ecosistemas. Sin embargo, la raíz de este desastre no es natural, sino más bien un producto de la codicia y la negligencia humana. La búsqueda insaciable de ganancias a través de los monocultivos de paltas Hass ha dejado a está provincia chilena sedienta y desolada.

Las cifras son alarmantes: la sobreexplotación de los recursos hídricos, el agotamiento de acuíferos y la degradación del suelo son sólo algunos de los impactos devastadores que trajo consigo la expansión descontrolada de este modelo de despojo. Además, la concentración de la propiedad del agua en manos de grandes empresas y terratenientes han dejado a las comunidades locales desprovistas de su derecho fundamental al agua.

La legislación chilena respecto al agua ha sido objeto de críticas justificadas, sin duda, ya que ha priorizado la privatización y ha carecido de regulaciones efectivas para proteger nuestros recursos hídricos y garantizar un acceso equitativo para todos y todas. La falta de transparencia y participación pública en la toma de decisiones ha dejado a nuestras comunidades marginadas y sin voz ante un problema que nos concierne a todos y todas.

La situación se agrava aún más al observar cómo el mismo modelo de despojo agroexportador que ha causado estragos en Petorca ahora busca expandirse a otras regiones de América Latina, como Colombia. ¿Qué estamos exportando, paltas o palteros?




La búsqueda de mejores condiciones climáticas y acceso a agua suficiente ha llevado a empresas agrícolas chilenas, tales como  San José Farms, Altos del Valle, CABILFRUT, AGRICOM y los reconocidos “zares del agua” chilenos, Isidoro Quiroga, Ignacio del Rio Goudie, José Gabriel Correa, entre otros, a buscar nuevos territorios para sus operaciones, sin tener en cuenta los impactos sociales y ambientales que esto conlleva.

La historia se repite: la instalación del monocultivo de paltas hass en Colombia sigue el mismo patrón destructivo que hemos presenciado en Petorca. La extranjerización de la tierra, la violación de normativas ambientales y la marginación de las comunidades locales son prácticas comunes en este proceso de expansión que pone en peligro el Derecho Humano al agua y la soberanía alimentaria de las poblaciones afectadas, entre tantas otras vulneraciones.

Hace algunas semanas, tuve el privilegio de conectar con activistas socioambientales de Colombia a través de las amigas de AIDA. En medio de conversaciones llenas de pasión y determinación, conocí a un valiente colectivo de jóvenes, el “Colectivo Socioambiental juvenil de Cajamarca Cosajuca”  que -al igual que nosotros y  nosotras- luchan contra la invasión de holdings y empresarios chilenos en su territorio.

Escuchar los relatos de Robinson Mejías y sus compañeros y compañeras fue como sumergirme en las vivencias de nuestra gente en Petorca. La devastación causada por los denominados «carteles de la palta» y «zares del agua», es una herida que aún sangra en nuestro país. Es impactante ver cómo la misma historia se repite en diferentes contextos, con los mismos actores y las mismas prácticas depredadoras.

Es indignante ver cómo, después de dejar completamente agotados los cuerpos de agua de la provincia de Petorca, estos empresarios continúan explotando lo poco que queda para venderla de vuelta a las comunidades locales a precios exorbitantes. Es un claro ejemplo de cómo el capitalismo depredador sacrifica las necesidades básicas de las comunidades en aras de la ganancia desmedida de unos pocos.

En Colombia, esta lucha apenas comienza, pero ya podemos vislumbrar las sombras ominosas de la codicia y el despojo. Es descorazonador escuchar cómo los jóvenes activistas son desestimados y estigmatizados por aquellos que defienden el statu quo, como si su valiente resistencia fuera un obstáculo para el progreso y el desarrollo.

Es conveniente para aquellos que se benefician del saqueo de nuestros bienes naturales comunes y la explotación de nuestras comunidades etiquetar a quienes defendemos los Derechos Humanos ambientales como «eco-terroristas» o enemigos del progreso. Pero no nos dejemos engañar por esta retórica manipuladora.

Detrás de estas acusaciones se esconden las verdaderas intenciones de aquellos que buscan enriquecerse a expensas de la tierra y sus habitantes. Es hora de desenmascarar estas artimañas y unirnos en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas de Colombia y de cualquier otro lugar donde se enfrenten a estas injusticias.

Como defensora de Derechos Humanos, me veo en la obligación de alzar la voz y exigir un cambio radical en la forma en que se gestionan nuestros bienes naturales comunes. Es hora de priorizar el bienestar de las personas y el respeto por el medio ambiente por sobre los intereses económicos de unas pocas empresas y otros tantos empresarios de la palta, que, dicho sea de paso, da la casualidad de que coinciden los nombres y holding de quienes roban el agua en la Provincia de Petorca desde fines de los 80 hasta el día de hoy. Es hora de garantizar el acceso universal y equitativo al agua como un Derecho Humano fundamental y de promover prácticas agrícolas sostenibles que respeten la integridad de nuestros ecosistemas.

La lucha por el agua y la justicia ambiental en la Provincia de Petorca, Chile, y en Cajamarca, Colombia, es una lucha por la dignidad y los derechos de nuestras comunidades. No podemos permitir que intereses corporativos continúen saqueando nuestros bienes naturales comunes y destruyendo nuestro entorno. Es hora de unirnos, y alzar la voz de América Latina como un sólo pueblo y exigir un futuro más justo y sostenible para todas las comunidades y territorios.

 

Por Lorena Donaire C.

(Defensora de DDHH, Mujeres Modatima, Modatima Provincia de Petorca)

 

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Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín

 



Defensora de DDHH, Mujeres Modatima, Modatima Provincia de Petorca

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  1. Pero que tráfico, pero tuvieron la oportunidad de aber cambiado su historia cuan en su provincia rechazaron la nueva constitución que declaraba «como un derecho humano el agua» reitero pero votaron «RECHASO» en su gran mayoría si mal no recuerdo????

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