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La Nueva Constitución, ¿quién lleva la batuta?

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Muy tardíamente el senador Alejandro Guillier recordó algo que todos sabíamos: el Acuerdo del 15 de noviembre de 2019, “Por la Paz y la Constitución” no fue más que el intento de salvar a Sebastián Piñera y su gobierno, así como a partidos políticos de izquierda, que bien pueden catalogarse como de derecha.

En mentado “caramelo”, ofrecido a los ciudadanos, especialmente a quienes se mostraban iracundos ante un Chile desigual y abusivo, era un ofrecimiento de la convocatoria a un plebiscito constitucional. El paquete estaba muy bien decorado y parecía atractivo, sin embargo, para no quebrar “la paz romana” entre la derecha y la izquierda, se hacía necesario mantener cerrado “el regalo”, y abstenerse de hablar sobre la igualdad de género, de la representación de las etnias originarias, mucho menos de los “cabildos” regionales, provinciales y comunales, es decir, legislar de tal manera que los independientes se mantuvieran al margen en la elección de delegados a la Asamblea Constituyente, (Convención Constituyente).

En la democracia representativa, tal como la concibió Edmund Burke, el pueblo sólo vota y no delibera, pues los ciudadanos delegan el poder en sus representantes, en consecuencia, las élites oligarquías y plutocracias, que antes creían que la soberanía popular era una especie de “dictadura del proletariado” y que “los más” se convertirían en dueños del poder. No transcurrió mucho tiempo para que los plutócratas se convencieran de que las elecciones les serían favorables si empleaban, inteligentemente, algunos trucos, como el cohecho, (correctivo del sufragio universal, según el profesor de derecho, Víctor Delpiano; ver ´Rafael Agustín Gumucio Vives, Apuntes de Medio Siglo´,). Una segunda fórmula era el comprar a “los tribunos de la plebe”, atrayéndolos a los placeres oligárquicos que, recordamos, ejemplos hay por decenas, (Arturo Alessandri, Gabriel González Videla, Eduardo Frei Montalva, y hoy, Enrique Correa, Óscar Guillermo Garretón, Eugenio Tironi…).

El problema surge cuando los pobres se aburren de ser simples electores, que se compran, (ayer y hoy), en cada uno de los comicios, y que ojalá cada día aumente el número de estos. (Manuel Rivas Vicuña, en su obra Historia política parlamentaria, escribe que los electores se indignaron cuando los candidatos de uno y otro bando se pusieron de acuerdo, por lo tanto, se hizo innecesario la compra de electores.




El problema comienza cuando los ciudadanos dejan de ser ignorantes consumidores y comienzan a deliberar, tomándose en serio que son “el soberano” y no simples votantes. El 18-0 no fue el “Despertar de Chile”, como algunos se atreven a decir, pues los pobres no habían dormido durante más de medio siglo: las armas de un ejército, que nació para reprimir las rebeliones populares, los mantuvieron aplastados, (rebelarse equivalía a desaparecer o a morir).

Luego devino la “alegría y la democracia”, pero el miedo a un nuevo golpe militar hizo que los partidos políticos, nuevos dueños del poder, pidieran a los movimientos populares que se mantuvieran tranquilos y esperaran con paciencia un futuro promisorio, una vez abolidos los obstáculos de la Constitución de 1980. Lo importante era hacer creer que la democracia chilena era un ejemplo de transición a imitar

El realismo político ha demostrado hasta ahora que torturadores y torturados, victimarios y víctimas, por ejemplo, pueden convivir, y que el Presidente Patricio Aylwin pudo co-gobernar con el general en jefe del ejército, Augusto Pinochet. (El boinazo no era más que un chiste pesado de don Augusto).

Las Fuerzas Armadas aprendieron a compartir la vida diaria con ministros socialistas y Demócratas Cristianos (recordemos que el Partido Socialista fue fundado por militares, con su jefe, Marmaduque Grove).

Tanta camaradería entre los ministros de Defensa y las Fuerzas Armadas se explica porque, en general, los secretarios de Estado miraban para el lado cada que, por ejemplo, se compraba armamento, y el vuelto iba a las arcas del “milicogate”; además, el ministro del Interior se hacía el desentendido cuando los miembros de la intendencia de Carabineros se robaba el dinero, (el “pacogate”, el escándalo del siglo, según algunos periodistas´).

El plebiscito, por imperfecto que puede ser, ha sido una conquista del pueblo, que puso en peligro la fácil hegemonía de las “dos derechas”. De la noche a la mañana, los gobernantes se dieron cuenta de que los pobres, además de sus necesidades básicas mínimas, también solían pensar y deliberar, cualidades adquiridas a través de la experiencia del abuso y explotación, y se dejaba atrás la idea de que los pobres no tenían alma y que, por lo tanto, su vida no valía nada.

Para horror de los “caballeros de Chile”, la plaza del general Manuel Baquedano, (militar ignorante e incapaz, que lo único que se le atribuye es el haber enviado al matadero a los soldados chilenos en la guerra del salitre), se llenó de mujeres, esta vez no sólo eran las empleadas domésticas enviadas por las patronas a tocar las cacerolas contra Salvador Allende, sino jóvenes de todas las clases sociales que, valientes y si miedo a la represión militar, estaban en la primera fila entre los luchadores por la dignidad ciudadana.

Es comprensible que jóvenes hombres y mujeres, obreros y profesionales… no estén entusiasmados con el próximo plebiscito, pues no lo sienten de ellos, sino que surgido de un Parlamento de abogados constitucionalistas. Desde siempre. Las élites se han sentido poseedoras de los saberes, sin tomar en cuenta que el sentido común y la experiencia de miles de ciudadanos que se reúnen en sus comunas y juntas de vecinos son muy superiores a la expertice de los catedráticos del derecho constitucional, y mucho más que los de los senadores y diputados y hasta del mismo Presidente Piñera. En consecuencia, el poder no es sinónimo del saber, (Véase los distintos discursos del Presidente Piñera que, cuando se disfraza de historiador, sus estupideces reflotan, (la última vez, atribuyó la muerte del genera Pedro Lagos, a la batalla del Morro de Arica, cuando la verdad es que murió muchos años tarde, y acostadito en su cama; a lo mejor, según su escribano, lo pudo confundir con el general peruano, Francisco Bolognesi).

No todo está perdido: el pueblo aún puede presionar a fin de que los miembros elegidos a la Asamblea Constituyente sean representativos de la ciudadanía, (jóvenes, adultos, mujeres, obreros, profesionales… de las Juntas de Vecinos, Comunas, Regiones y Provincias, que conforman las redes de la sociedad civil).

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

22/09/2020

 

(La estatua de Manuel Baquedano fue comprada en Francia y pertenece al general FOCH; Algunas de las estatuas corresponden a soldados franceses).

 

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  1. Felipe Portales says:

    Y lo más increíble -y hasta «macondiano»- es cómo algunos plantean que el quórum de los dos tercios va a ser «sobrepasado» fácticamente en el curso del proceso; cuando NADIE en la «oposición» (¡NI SIQUIERA EL PC NI EL FA!) lo está planteando siquiera como un problema. ¡Es el colmo del voluntarismo!…

    • Germán Westphal says:

      Cierto, estimado Felipe! Pero cómo es que se podría esperar que ALGUIEN en la oposición se podría plantear la idea de “sobrepasar» el quorum de los 2/3! Todos están embarcados en lo mismo, incluido el FA y, por supuesto, el PC que aunque no participó en la trasnochada del 15 de noviembre último, calladito se ha sumado en los hechos! En estas circunstancias, la pregunta que surge es Qué crestas es lo que los une? Ciertamente, nada ideológico ni programático porque cuanto a eso, andan a bofetadas de payaso para mantener contento al galiche Si no es así, entonces QUÉ? Qué tienen en común la UDI y el FA? Qué tienen en común la DC y el PC? Aparentemente nada, absolutamente nada pero sólo aparentemente… Tienen mucho en común en cuanto a defender y proteger sus cuotas de poder político relativo, sus privilegios, granjerías e influencias, y —en lo posible— fortalecerse en cuanto a todo ello. En síntesis, todo se reduce a una cuestión de pitutos. Los eternos pitutos! En otros términos, no sólo se trataba de salvarle el pellejo al Presidente, como un ex candidato a tan alta magistratura que anda suelto por ahí ha repetido lo que bien sabemos—, sino que también el pellejo propio! Eso es lo que tienen en común! La defensa del pellejo y todo lo que ello conlleva! No hay otra explicación posible! Y si alguien la tiene, que por favor la comparta e ilumine mi imbecilidad! Se lo agradecería!

  2. Germán Westphal says:

    La cuestión de fondo está en el título del artículo, no en el artículo: «Quién lleva la batuta?” Y la respuesta es simple: el batutero! El batutero que maneja la batuta según la partitura que escribió el compositor —las normas del proceso constitucional. La función del batutero es unificar a los intérpretes —los muy HH. Delegados a la Convención Constitucional—, establecer el tempo, ejecutar y dar forma al sonido del conjunto y controlar la interpretación al ritmo de 2/3 de la música que los intérpretes tocan y a la cual —en el caso de marras— también bailan en conjunto con el auditorio, a veces también conocido como “la gente” desde el día que la palabra “pueblo” e incluso “ciudadanos” se convirtieron en tabú.

    N.B. La abreviatura HH. significan “Honorables”, como en el caso de HH. Diputados y Diputadas, no lo que Ud. piensa, aunque eso sería más adecuado!

  3. Felipe Portales says:

    Desgraciadamente la «nueva» Constitución (¡en este proceso; obviamente habrá nuevos procesos en el futuro!) será lo que la derecha quiera, en virtud del quórum de dos tercios que los líderes de la ex Concertación le regalaron para tales efectos en la Convención que la apruebe. Así como la Constitución de Lagos en 2005 fue todo lo que la derecha estuvo dispuesta a aceptar en el Congreso de la época.

  4. Don Rafa, las últimas líneas de su comentario tienen todo el meollo de lo que debe ser la redacción de la nueva constitución. Si la mayoría del pueblo la exigió con sus muertos, heridos , ciegos (producto de los defensores de la elite y sus lacayos) y los miles, que afortunadamente salieron ilesos, luego, es el pueblo el que deberá elegir a los que redacten esta nueva constitución. Basta ya de que nos vean las ueas con la imposición de los educados con títulos (como ha sido la costumbre de la elite para demostrarnos nuestra ignorancia, según ellos) los que nos vengan a imponer lo que es bueno para la mayoría. Por lo tanto, don RAFA, el encabezamiento de su columna debiera haber sido asi: » ¿QUIÉN LLEVARÁ LA BATUTA CUANDO SE REDACTE LA NUEVA CONSTITUCIÓN? «

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