Chile al Día

Los principales factores que explican el aumento de incendios forestales

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Cada verano, nos enfrentamos a la dolorosa realidad de los incendios forestales, una amenaza que no solo consume miles de hectáreas de bosques, sino que también destruye comunidades enteras, cobrando vidas y dejando a su paso un rastro de devastación. Este año, la Región de Valparaíso fue testigo de uno de los incendios más catastróficos en la historia de nuestro país, con consecuencias que nos obligan a reflexionar sobre cómo prevenir y enfrentar este desafío creciente.

El incendio que se inició el 2 de febrero en la Reserva Nacional Lago Peñuelas arrasó más de 43.000 hectáreas, destruyendo más de tres mil hogares en comunas como Quilpué, Villa Alemana y Viña del Mar, y cobrando la vida de 132 personas, según cifras oficiales. Estos eventos son un recordatorio sombrío de la urgencia de abordar la problemática de los incendios forestales de manera integral y efectiva.

Para comprender la magnitud de este desafío, es crucial entender qué son los incendios forestales. Según la Corporación Nacional Forestal (Conaf), un incendio forestal es un fuego que se propaga sin control en áreas rurales, afectando vegetación leñosa, arbustiva o herbácea, independientemente de su origen. Sin embargo, en Chile, el 99,7% de estos incendios son provocados por la acción humana, ya sea por descuidos, negligencias o incluso intencionalidad.

El aumento alarmante de los incendios forestales en nuestro país, especialmente en regiones como Valparaíso y Araucanía, es motivo de preocupación. Desde la temporada estival 1963-1964 hasta la temporada 2022-2023, el número de incendios se ha incrementado significativamente, pasando de 435 a 6.982, con una superficie afectada de más de 429 mil hectáreas.




Detrás de esta escalada de incendios se encuentra una combinación de factores, que van desde cambios en el uso del suelo hasta condiciones climáticas extremas exacerbadas por el cambio climático. La presencia de material combustible, la ignición humana y las condiciones ambientales desempeñan un papel crucial en la ocurrencia y propagación de los incendios.

Sin embargo, la intervención humana también puede ser parte de la solución. Iniciativas como el proyecto Maipo Resiliente, que busca mitigar el riesgo de incendios en la cuenca del río Maipo, son ejemplos de cómo podemos trabajar para prevenir y combatir estos desastres. Además, es fundamental repensar el diseño del paisaje, priorizando la conservación y restauración de bosques nativos sobre los monocultivos de especies altamente combustibles.

La educación y la concientización juegan un papel fundamental en la prevención de incendios, especialmente en zonas de interfaz urbano-rural donde el riesgo es mayor. Es necesario promover una cultura de prevención y resiliencia, así como implementar medidas regulatorias que desincentiven prácticas peligrosas, como el uso del fuego para cambiar el uso del suelo.

En última instancia, enfrentar la crisis de los incendios forestales requiere un enfoque integral que combine la acción gubernamental, la colaboración entre diversos actores y el compromiso de toda la sociedad. Solo trabajando juntos podremos proteger nuestros bosques, nuestras comunidades y nuestro futuro frente a esta amenaza creciente.

 

 

 

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