Chile en llamas y Argentina en fiesta

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Los índices económicos tienen poco que ver con la vida real de los ciudadanos de un país: antes del 18 de octubre Chile crecía a más del 2% del PIB, y las expectativas eran las de superar el 3% en el 2020, pero hoy, después del estallido social, la mayoría de los “cabeza de huevo” pronostican, incluso, una recesión, es decir, un crecimiento negativo por dos trimestres consecutivos. En Argentina, en cambio, todos aceptan el hecho de que el país está en recesión: en ese país la inflación va a llegar a un 50%, (en Chile estaba en 2% en la primera quincena de octubre, y el índice de precios al consumidor llegó al 0,8% en el mes de septiembre, con riesgo exponencial incierto de no saber a qué porcentaje llegará al fin de presente año y en lo sucesivo.

No hace mucho analizaba la crisis argentina y afirmo que nunca pensé que el destino de Mauricio Macri llegara a estar tan unido en lo económico al de Sebastián Piñera. Era posible tal vez igualar los dos Presidentes en la frivolidad, en la falta de escrúpulos, en la mezquindad, en la codicia y en la avaricia, pero “la economía chilena jamás podría acercarse a una Argentina en default”, pero hoy, por ejemplo, los bonos de CODELCO, o los llamados huasos emitidos por Chile, están en la cima de las calificadoras de riesgo, por consiguiente, Chile tiene aún línea de crédito abierto, no así Argentina.

Hasta hoy el peso argentino había sido aniquilado por el dólar, (semejante a la moneda mozambicana, en que los metícais no valían nada), y ninguna medida del Banco Central podía detener la sangría del peso argentino, entidad que llegó a agotar las reservas del país e imponer una tasa del 75%, que cerraba el crédito a las empresas.

En Chile, de la noche a la mañana, el viernes 18 de octubre irrumpían los estudiantes en la escena comenzando por la evasión en Metro, pero al mismo tiempo el lumpen quemaba varias estaciones de este medio de transporte: al oasis de calma y orden le sucedía el abismo, donde cabemos todos, y caímos en cuenta de que, en realidad, no éramos nada, “…tomemos otro trago, brindemos por la vida, pues todo es oropel…”, y ahí es cuando comenzamos a envidiar a nuestros hermanos de allende los Andes, que gozan de una calma chicha gracias a esta maravilla de las elecciones, mucho más potente que cualquier terapia para ese cáncer terminal.

La esperanza es que Alberto Fernández, que se muestra como un gran estadista, tenga contentos a los argentinos. Y seguramente la ceremonia de transmisión de mando vaya a ser un verdadero carnaval, es un elixir para este país.

Según Ernst Bloch la esperanza es la parafina del pobre, cuya vida transcurre desde la nada a la nada, nos permite sobrevivir en una existencia absurda. E. Kant hablaba del “tronco torcido de la humanidad”, pues nada bueno puede salir de ella.

La recesión en Chile está ad portas y no hay nada más egoísta que la conducta de los especuladores financieros, que no tienen patria, ni Dios, ni ley y tienden a huir de los países en crisis.

El dólar bordea los $800, record histórico, reduciendo el peso chileno a una moneda en retroceso. Es cierto que aún el Banco Central cuenta con algunas cartas a jugar, como inundar el mercado de dólares a plazos, lo cual evitaría, (como sucedió en Argentina, vaciar las reservas), recurrir a las reservas.

Chile tiene $40.000 millones de dólares en reserva y ocupa el lugar no. 40 entre los Bancos Centrales poseedores de reservas en dólares y oro, (en América Latina nos aventajan Brasil, México, Perú y Colombia), pero además tenemos una deuda externa del 60% del PIB, y si la comparamos, por ejemplo, con Bolivia cuya deuda externa es 1/3 del PIB, podremos tener una visión de cómo nos han endeudado los tres últimos gobiernos, (incluido el actual). Nadie sabe predecir el porvenir, pero bástenos recordar que Venezuela, hasta hace poco tiempo estaba a la cabeza de las reservas en América Latina.

¿Será que Chile, en un día no muy remoto, tenga que imponer el control de la compra y venta de divisas? (tal como ahora en Argentina), y ¿por qué no también el cepo? (la prohibición a los particulares de comprar más de mil dólares mensuales).

Por los ricos de Chile no hay que preocuparse, pues hace tiempo compraron dólares y se los llevarán a paraísos fiscales, (a ejemplo del “gran líder maipucino”, Laurence Golborne, que ya ha marcado el camino para sacar dólares de Chile a las Islas Vírgenes…), además, tienen Falabella, Paris, Ripley, Jumbo…en la mayoría de las capitales de América Latina, pues como son muy hábiles para los negocios, colocan los huevos en varias canastas.

Los pobres y las capas medias empobrecidas terminarán por pagar la cuenta del derrumbe económico que ya se ve venir: el dólar alto se traspasa a precios conduciendo a la inflación, y a que cualquiera de las alzas alcanzadas por las manifestaciones se reduzcan a la nada, (los miserables $140.000 de pensión solidaria, por ejemplo, puede terminar siendo inferior a la actual).

Antes yo creía que podríamos homologar la condición económica bajo el gobierno de Piñera con el de La Rúa y Domingo Cavallo, o bien, el de Macri y Lacunza, pero ahora estoy convencido que Piñera y Felipe Larraín no tienen la menor idea de economía, o son demasiado inteligentes para favorecer a su rosca de familiares y empresarios.

Rafael Luis Gumucio Rivas, (El Viejo)

14/11/2019

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