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Reconstruyendo la memoria histórica: inauguran torre de vigilancia en ex campo de prisioneros políticos de Puchuncaví

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Con una ceremonia que contó con la presencia de más de ciento cincuenta personas se realizó el sábado 26 de agosto del 2023 la reinauguración del ex Campo de Prisioneros Melinka de Puchuncaví.

Desde el año 2014, cuando se constituye la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, esta agrupación ha llevado adelante un trabajo incansable por recuperar la historia popular de este lugar. Durante todo este tiempo ha desarrollado una serie de actividades y proyectos enmarcados en la lucha de resistencia por la memoria y en contra del olvido. Así, el año 2018, este sitio fue declarado como Monumento Nacional con categoría de Histórico.

En las primeras visitas de los ex prisioneros a este lugar se encontraron solo con un sitio eriazo lleno de maleza; las cabañas, comedores, alambradas y las torres de vigilancia que formaban parte de este Campo de Concentración habían sido desmanteladas y era muy difícil distinguir o adivinar los distintos espacios que ocuparon dichos elementos. Pero, en una tenaz lucha por la memoria, poco a poco fueron limpiando el lugar, ubicando algunos restos “arqueológicos” que permitieron ir nuevamente delimitando y rediseñando el sector para, posteriormente, comenzar un proceso de recuperación con el objetivo de reconstruir este Campo de Prisioneros y transformarlo en un Sitio de Memoria y Centro Cultural.

Este Sitio de Memoria cuenta actualmente con una cabaña original completamente restaurada en cuyo interior funciona un Museo con objetos recuperados desde el propio terreno, documentos y otros elementos aportados por los ex prisioneros políticos. Además, se han construido una maqueta y un diorama, que recrean fielmente las características de este Campo de Prisioneros Políticos que estuvo a cargo de la Infantería de Marina.




“Con el trabajo forzado de muchos presos políticos que fuimos traídos hasta acá desde el Campo de Concentración de Colliguay, también conocido como Isla Riesco, trabajamos levantando las alambradas y las torres de vigilancia para habilitar este Balneario Popular como un nuevo Campo de Concentración para recibir a nuevos prisioneros políticos”, relató Antonio Oyarzo, un ex prisionero político que estuvo detenido tanto en Colliguay como en  Puchuncaví.

Otro proyecto concretado por la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví es la construcción de una Torre de Vigilancia, de tamaño real, que fue el objeto y motivo central de esta ceremonia de reinauguración realizada el día sábado 26 de agosto.

 

El acto político cultural de memoria y resistencia se inició con la participación de la Orquesta Infantil Juvenil de Puchuncaví interpretando trozos de distintas composiciones musicales, entre ellos una canción de Violeta Parra.

 

Los conductores del evento, al dar por iniciada la actividad, manifestaron, entre otras cosas, lo siguiente:

“Hoy nos reunimos para reconocer un trabajo de lucha, resistencia y resiliencia por una sociedad más justa y democrática. Un trabajo que se va co-construyendo de manera inter generacional e inter disciplinariamente con un fuerte foco en la regeneración de lazos sociales y comunitarios efectivos, con sentido de conciencia en el espacio en que nos encontramos. Esto, sin duda, nos da luces hacia dónde dirigir los esfuerzos de un grupo humano, de un equipo profesional, de una Corporación de Memoria y Cultura y de un sitio, como el de Melinka, espacio de memoria y gestora de futuro.

Es posible ver diversos hitos, la declaratoria del campo, bienes muebles, una cabaña, la recuperación del sitio y su comodato, proyectos que han permitido visibilizar a Melinka incluso en otros países. Actividades, programación, planificación, traslado de objetos, levantamientos arqueológicos, la reconstrucción de la torre de vigilancia y un sinfín de acciones cotidianas que le dan sentido a nuestro trabajo. Los objetivos de la Corporación se han convertido en propósitos que son compartidos por distintas personas de la comuna, del país y de distintas partes del mundo. Esto solo es posible lograrlo cuando hay personas que lo impulsan continuamente y nos invitan a recorrer caminos que están muy lejos de ser llanos, pero que nos entregan recompensas que van más allá de la satisfacción personal…”

 

Posteriormente, a nombre de la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví hizo uso de la palabra el Presidente del Directorio Rodrigo del Villar Cañas, quien manifestó:

“Como miembros de la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, consideramos fundamental rememorar y recordar a nuestros camaradas que entregaron sus vidas luchando por un país más justo y digno, así como también a todos quienes sufrieron maltrato y reclusión en este campo de concentración. El encontrarnos en este lugar es un símbolo inequívoco de que pese a la adversidad nunca fuimos derrotados y seguimos defendiendo nuestros principios e ideales. También es importante y muy significativo recordar y homenajear a nuestras compañeras, madres, hermanas, hijas, que tras las alambradas y con mucho esfuerzo nos acompañaban y entregaban el afecto y la fuerza que nos incentivaba a seguir sin claudicar. Situémonos en el tiempo histórico de hace medio siglo y, además, en las difíciles circunstancias por la que atravesaba Chile, para poder aquilatar su entrega. Fueron ellas quienes debieron asumir el rol de madres, dueñas de casa y proveedoras para salir adelante en tan difícil situación. Es necesario además destacar el rol de muchos habitantes de Puchuncaví que nos brindaron su apoyo y solidaridad en aquellos aciagos años.

Paradojalmente, este lugar se construyó sobre historias absolutamente contrapuestas entre sí. En 1970, cuando el presidente Salvador Allende asumió la primera magistratura del país, comenzó a ejecutarse el Plan de Gobierno que consideraba como punto focal la implementación y el fortalecimiento de derechos sociales para las y los trabajadores, entre ellas la medida 29 del Programa Presidencial, que buscaba entregar a los trabajadores el derecho al descanso. Así, se definió la instalación de 16 campos de veraneo (…) Existen emocionantes testimonios de personas que pudieron disfrutar de este beneficio. Tras el golpe cívico militar esa realidad terminó. Algunos balnearios fueron transformados en campos de concentración. Puchuncaví, al igual que Ritoque y Santo Domingo, en la región de Valparaíso, siguieron el mismo camino.

Cientos de chilenos y chilenas vivieron la barbarie fascista en estos lugares. Hace ya algunos años, catorce más o menos, un pequeño grupo de ex prisioneros políticos acuñamos la idea de rescatar este espacio de memoria, entonces abandonado en el tiempo, para honrar a todos aquellos camaradas que vivieron el cautiverio en este lugar, muchos de los cuales ya no se encuentran junto a nosotros.

La Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, desde su constitución el año 2014, ha trabajado arduamente por la recuperación patrimonial y física de este lugar. Elementos tan significativos como la recuperación de parte una batería de cabañas originales, otrora existente en el campo y que en cuyo interior se ha instalado un pequeño museo con diversas temáticas relacionadas a la historia del sitio, así como objetos varios encontrados en terreno.

Por otra parte, creímos importante llevar adelante un proyecto para la reconstrucción de una torre de vigilancia, un macabro y significativo elemento propio de un campo de concentración y que nos retrotrae a otras historias de dolor y desesperanza.

El trabajo de recuperación ha sido largo y arduo, afortunadamente hemos recibido el apoyo incondicional de muchas voluntades sin las cuales este cometido no habría sido posible (…)

Resulta imposible no retrotraerse a los años pasados en este lugar, al ver la Cabaña en su lugar de origen, así como la Torre de Vigilancia y el Museo instalado al interior de la cabaña.

Melinka fue un campo constituido para hombres, la mayoría venía de centros de reclusión y tortura de los más variados lugares del país. En este lugar recuperamos el deseo de vivir, donde la resiliencia frente a la adversidad fue un elemento fundamental para mantenernos despiertos y con la moral en alto. Deportes, talleres, trabajos en telares y artesanías diversas, cursos de todo tipo, nos permitían mantener la cabeza en alto frente a la violencia ejercida por nuestros carceleros, la Infantería de Marina.

Aquí se vivieron momentos muy significativos e importantes, el más trascendente se produjo el 31 de julio de 1975, donde se llevó a cabo la primera Huelga de Hambre realizada en dictadura por prisioneros políticos en cautiverio. En ella participaron 96 camaradas, durante 9 días, que terminó con la mediación del Cardenal Raúl Silva Henríquez; al término de esta, muchos camaradas fueron trasladados a otros recintos carcelarios. Fue este un hecho fundamental para visibilizar la mascarada preparada por la dictadura cívico militar sobre la muerte y desaparición de compañeras y compañeros aún en cautiverio en Villa Grimaldi y otros recintos de tortura y muerte dirigidos por la DINA, lugares desde donde fueron sacados, posteriormente asesinados y sus cuerpos hechos desaparecer hasta nuestros días, en el brutal y tristemente Caso de los 119 u operación Colombo.

Otro acontecimiento que marcó a todos los prisioneros fue el nacimiento de una niña que nació en el invierno de 1975 al interior del campo de concentración. Acá en el campo, nuestros médicos, había dos médicos prisioneros, fueron los encargados de traer esta niña a la vida. Para nosotros quizás fue una señal de que teníamos la vida en este espacio, en este cautiverio. Ello fue celebrado con una gran alegría y gran satisfacción.

También afloran a la memoria las actividades culturales, los famosos viernes culturales en que actores profesionales dirigían y presentaban obras que eran seguidas por la población en masa, incluidos los Infantes de Marina. Había música, luces, trajes y todo lo que ameritaba una obra de teatro, con un elenco estable de artistas aficionados y muy empeñosos. La imaginación y creatividad permitía contar con diversos efectos especiales muy rústicos, pero de gran efecto visual. Vaya un sentido homenaje a nuestro querido y recordado Óscar Castro, fundador y director del grupo de teatro. Óscar siempre será recordado en el Campo por ser el Alcalde de Melinka. Su rol era recorrer el Campo en su carretilla y su chofer.

 

Hay una anécdota que no puedo dejar de contar. Llegó al Campo un cargamento de ropa, venían sostenes, calzones, enaguas, pero también venía un traje de frac y Óscar rescató ese traje. En esa época Pinochet andaba cortando cintas por todo el país, entonces Óscar dijo, bueno, si Pinochet corta cintas, nosotros aquí en el Campo también tenemos que cortar cintas e inaugurar todo lo que sea posible. Entonces, él salía con su carretilla, con la banda presidencial y el smoking y cortaba cintas, campeonatos de fútbol, campeonatos de ajedrez, cualquier campeonato, la cosa era cortar cintas. Para nosotros la partida de Óscar fue muy triste y, por supuesto, su recuerdo es imperecedero. Los campeonatos de fútbol, basquetbol, los juegos de cartas, eran el deleite de todos en las competencias del Campo (…)

Como pueden observar, de esto se trata esta reinauguración, recordar, alimentar la memoria para no volver a vivir lo pasado. He ahí el importante rol que las nuevas generaciones tienen, ustedes son el relevo y es fundamental que recojan esta historia y luchen por un futuro justo y digno para todos los chilenos. Por desgracia y pese a todo el dolor y las experiencias acumuladas a través de los años, pareciera que hemos aprendido muy poco. Vivimos en un país tremendamente injusto en el que las elites políticas y económicas viven en una realidad muy alejada del grueso de la población chilena, defendiendo sus mezquinos privilegios a través de un sistema brutal, plagado de inequidades y de desesperanza para el grueso de los chilenos. El negacionismo crece día a día.

En octubre de 2022 hemos sufrido diversos agravios que fueron el intento de incendiar la cabaña y la destrucción de un diorama realizado por el gran Rodolfo Gutiérrez, “Zerréitug”.

Esperemos que los cambios tan anhelados efectivamente se hagan carne en algún momento y nos lleven a una nueva era más justa, plena y sin desigualdades.

Nuestro norte como Corporación es alimentar permanentemente la memoria como una planta necesita del riego para crecer y desarrollarse; además, para nosotros el trabajo por el respeto a los derechos humanos a nivel comunal y regional van muy unidos a temáticas como medio ambiente, educación, salud, respeto a las minorías, igualdad de género, entre otros. Este espacio pertenece a todas y todos, especialmente a los jóvenes. Trabajemos unidos y cuidémoslo, es único a nivel nacional y único como monumento de carácter histórico en la comuna de Puchuncaví.

Esperamos que en un futuro no lejano se haga realidad uno de los objetivos iniciales de nuestro trabajo: la construcción de un lugar de reunión y centro cultural para la comuna de Puchuncaví y la región de Valparaíso y el país. La lucha por la justicia, verdad y memoria continúa…”

Luego de la intervención de Rodrigo del Villar, se proyectó un video en homenaje a Óscar Castro y posteriormente, Silvana Griffero, Secretaria del directorio de la Corporación de Memoria y Cultura de Puchuncaví, hizo uso de la palabra expresando en parte de su intervención lo siguiente:

“Hace 50 años atrás se transformaron brutalmente nuestras vidas (…) mi huella o historia en este espacio de memoria Melinka-Puchuncaví data del año 1975. Desde esa fecha formo parte de las mujeres que nos encontrábamos al otro lado de la alambrada, o entre las alambradas. Reconocer el rol de ellas es una deuda, por ello, el año pasado, nos propusimos como Corporación resignificarlas y lograr trasmitir las diferentes dimensiones que tuvieron que afrontar durante la prisión política de sus seres queridos. Frente a la violencia experimentada tras el golpe cívico militar de 1973 las mujeres son las primeras en reunirse y organizarse. La habitual presencia de mujeres, en tanto madres, esposas, compañeras, hermanas, hijas y amigas en las afueras de los recintos de detención, cárceles, iglesias y morgues, las impulsa a trabajar de forma colaborativa en la búsqueda de familiares y personas cercanas, mientras en sus casas reafirman su fortaleza y su capacidad de sostener emocional y económicamente a su familia, al quedar muchas veces solas a cargo de sus hogares. Hemos realizado el primer Conversatorio de Mujeres Resilientes en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos y ese eje es parte de las acciones a levantar por nuestra Corporación… Al llegar acá lo que veíamos era un sitio eriazo, con mucha maleza, pero lo que había aquí eran capas y capas de memoria superpuestas. Muy abajo se encuentra el proyecto de Balneario Popular de Puchuncaví, la Medida 29 del Programa de Gobierno de Salvador Allende; más arriba está el horror del ex Campo de Prisioneros Melinka, que fue utilizado entre 1973 y 1976 y, luego de mucha tierra y olvido, viene una capa de mucho esfuerzo y lucha para sacar del olvido este lugar y transformarlo en un Sitio de Memoria. Poco a poco el espacio comenzó a tomar forma junto a la memoria colectiva de los ex presos políticos…”

 

 

La lectura de saludos enviados desde el extranjero por ex prisioneros políticos del Campo de Prisioneros de Melinka-Puchuncaví precedió la proyección de un cortometraje audiovisual realizado por Gonzalo Silva sobre el Campo de Concentración y la historia de la Corporación, contrastando los tres momentos de este Sitio de Memoria: Balneario Popular, Campo de Prisioneros y Sitio de Memoria.

 

 

Esta emotiva y potente ceremonia finalizó con la participación musical de Quique Cruz junto al grupo QYM Ensamble.

Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 27 agosto 2023

 

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  1. Renato Alvarado Vidal says:

    Una pequeña observación, la Orquesta Infantil Juvenil de Puchuncaví es la que aparece en la tercera foto, en la primera está la banda de Quique Cruz, quien también estuvo preso allí.
    La reconstrucción histórica está muy bien lograda; cuando vi lo hacinado que resultaba el espacio con cinco catres en una cabaña, traté de recordar como rayos nos arreglábamos en la Amarilla 7, ya que ¡éramos seis!
    Tal como destaca Rodrigo, ese es un Sitio Histórico en que se dieron hechos significativos; respecto a uno de ellos puedo agregar algo: Antes de que Francisco Vielma y yo llegásemos a ese campo, otros dos colegas, los doctores Rojas e Ipinza, habían logrado de la Comandancia autorización para dar atención médica a los niños del pueblo, ya que por esos años en Puchuncaví no había Posta de Salud y en el campo contábamos con los medicamentos entregados por la Cruz Roja; cuando Pancho Vielma y yo llegamos al campo continuamos esa tarea. Por esta razón en la zona se sabía que allí se podía obtener socorro ¡de parte de los presos! y por eso en esa noche de junio la señora Anita partió a tener su guagua en un lugar tan insólito.
    Los habitantes del sector nunca nos vieron como los peligrosos y violentos delincuentes que la Junta publicitaba, y fueron muy solidarios con nuestros parientes. Esa fue otra victoria para nuestra parte.
    El trabajo del equipo encabezado por Rodrigo y Silvana no sólo es enorme sino también estupendo; recomiendo visitar este sitio histórico, este es uno de verdad.

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